Siempre rezamos el Padre Nuestro, y quisiéramos hacer una oración muy especial hoy a Él, que es nuestro Padre, y decimos, Padre nuestro que estás en los cielos, te alabamos, te bendecimos, te adoramos. Te damos inmensamente gracias por el gran amor de Padre que nos tienes. Porque tanto amaste el mundo, tanto nos amaste que enviaste a tu Único Hijo, para que todos los que creamos en él, encontremos sanación, liberación, salvación. El anuncio del Ángel a María: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo tanto, el bebé que nacerá será santo y será llamado Hijo de Dios. Por Obra del Espíritu Santo, el renuevo del árbol de Jesús fue cultivado y brotado en el vientre virginal de María Santísima. Podríamos tal vez pensar en esa palabra que hemos escuchado Como el grano de mostaza. «¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra». Jesús es el renuevo, el brote de nuestra salvación donde nos anidamos a su sombra. Es el Reino de Dios donde se manifiesta la Vida desde siempre para que bajo su sombra y en su luz podamos crecer los retoños en fecundos árboles que den buenos frutos y cobijo.
Y en la noche más oscura de la humanidad, alumbrado por las estrellas del universo, nace Jesús hecho hombre concebido en el vientre virginal de María Santísima, su vientre y corazón hace cuna y abrigo del Dios hecho hombre que ha querido habitar y por siempre entre nos en la noche más oscura en pobreza ilumina nuestras noches. Jesús Ha fijado su residencia en las diferentes manifestaciones sacramentales en su Iglesia, en nosotros y entre nosotros. Él no nos ha dejado o huérfanos el habita entre nosotros. Jesús nace del seno de María en el seno de una familia. San José también lo concibe en su corazón con amor y en obediencia a la Voluntad de Dios su Padre, En su Casto Corazón. Se hace cargo del Divino Niño nacido entre nos. Hace las veces del Padre siendo él la figura del padre, que, en vela y permanente vigilia, es protector y custodio de la Vida Divina.
Realmente la vocación de San José es una altísima, altísima vocación y también nos inspira en pensar que él se hace modelo de Padre.
Dios ve el corazón y en san José reconoció un corazón de padre, capaz de dar y generar vida en lo cotidiano…para generar y regenerar la vida cada día. San José se adaptó a las diversas circunstancias con la actitud de quien no se desanima si la vida no va como él quiere, con la disponibilidad de quien vive para servir. Con este espíritu, José emprendió los numerosos y a menudo inesperados viajes de su vida: de Nazaret a Belén para el censo, después a Egipto y de nuevo a Nazaret, y cada año a Jerusalén, con buena disposición para enfrentarse en cada ocasión a situaciones nuevas, sin quejarse de lo que ocurría, dispuesto a echar una mano para arreglar las cosas (Cfr. Papa Francisco).
Se podría decir que era la mano tendida del Padre celestial hacia su Hijo en la tierra. Él es la mano de Dios Por eso, no puede más que ser un modelo para todas las vocaciones, que están llamadas a ser las manos diligentes del Padre para sus hijos e hijas. El Papa Francisco nos dice que para San José el servicio, expresión concreta del don de sí mismo, no fue sólo un ideal elevado, sino que se convirtió en regla de vida cotidiana, se adaptó a las diversas circunstancias con la actitud de quien no se desanima si la vida no va como él quiere, con la disponibilidad de quien vive para servir. Se podría decir que era la mano tendida del Padre celestial hacia su Hijo en la tierra.
El Señor quiere forjar corazones de padres, corazones de madres; corazones abiertos, capaces de grandes impulsos, generosos en la entrega, compasivos en el consuelo de la angustia y firmes en el fortalecimiento de la esperanza.
Queríamos realmente felicitar a los Padres en este día tan especial, donde cierto no podemos dejar de pensar que todos tenemos un único padre por eso rezamos a Dios que es Padre fuente de santidad para todos nosotros, sobre todo tampoco podemos dejar de pensar en la sagrada familia, porque es ahí donde Jesús crece, donde Jesús también bebe podríamos decir de la leche buena de la palabra y a su vez también inspira con su presencia sus padres este camino de santidad
No podemos dejar de pensar que la familia es sumamente importante para la iglesia tener siempre como modelo a la familia de Nazaret sabemos que casa y escuela en comunión es ahí donde los hijos beben y se contagian del amor de los padres, aquellos padres que realmente amamantan a sus hijos con el trato de bondad con ellos, con aquellos que transmiten la fe a los hijos, se habla de que la familia trasmisora de la fe es la que educa en los valores cristianos a los hijos. la familia que cuna de vocaciones que tiene un respeto inmenso el padre y la madre por esa vida que se está gestando en el vientre materno, la vida tan santa desde la concepción, por el nacimiento y todas las etapas del recorrido vital sobre esta tierra podríamos decir.
Y la familia también es cuna de vocaciones de ahí donde también Jesús se forma acompaña, acompaña al padre al templo, y a veces Jesús también siendo obediente a su Padre al templo solo, “No sabían que debía estar en la casa de mi Padre” decía Él cuando se iba al templo, y ahí es donde se forjan podríamos decir las vocaciones a ser cristianos a ser discípulos, es grandísima esa vocación de trasmitir la fe, como muchos de los padres que lo han hecho no solo con la palabra a veces con su ejemplo de vida, quisiéramos recodar los padres que han pasado y tanto deberíamos agradecerles a ellos, no eran a lo mejor los padres súper perfectos pero siempre hemos vistos en sus esfuerzos en su lagrimas también en sus sudores de trabajadores de ser como pilares para el bien de la propia familia. Tal vez no hemos visto sus lágrimas sus dificultades, pero hemos visto esa vocación de servicio de ser la mano de Dios para colaborar con la educación y formación de los hijos. La familia es también promotora del bien social sabemos que si las familias también y donde realmente se respetan su soberanía y sabemos que hay familias que están pasando dificultades en hacinamiento sin tierra propia, sin educación que sufren de la falta de pan cotidiano, afectadas por su salud en fin hay tantas coronas de espinas en nuestro caminar cristianos donde a veces también familia coronadas con otras espinas y dificultades donde también abrimos el corazón y la solidaridad con los más necesidades reclamamos siempre que las instituciones deberían trabajan por las familias, restaurar a muchas de ellas en sus reivindicaciones para que podamos trabajar por una equidad realmente el bien estar de todos los ciudadanos.
Muy feliz y bendecido día del padre a todos nuestros padres, y recordamos especialmente aquellos padres difuntos para que el señor lo corone con la gloria de los justos en la Resurrección. A ellos le encomendamos a María Santísima Madre Nuestra.
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