Hoy Celebramos la Fiesta de Santa Librada quien sufrió la persecución y muerte, aquella que prefirió ser crucificada que ceder ante las presiones de los malvados. Los mártires son testigos de la fe. Y esa es la vida tantos y tantos mártires, que han pronunciado su profesión fe con su propia sangre derramada. Martirio significa testimonio de sangre.

También los Mártires nos enseñan que pueden matar el cuerpo pero no el espíritu. Que no hay nada comparado con la plenitud de la vida eterna que nos espera con y a pesar de las grandes aflicciones del momento presente. “Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada”. (Rm 8,18).

No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o alegría. Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó y serás fiel a tu propio ser. Depender de él nos libera de las esclavitudes y nos lleva a reconocer nuestra propia dignidad. Esto se refleja en santa Josefina Bakhita, quien fue «secuestrada y vendida como esclava a la tierna edad de siete años, sufrió mucho en manos de amos crueles. Pero llegó a comprender la profunda verdad de que Dios, y no el hombre, es el verdadero Señor de todo ser humano, de toda vida humana. (Alégrense y  regocíjense, 31).

Contemplar la imagen de Santa Librada, patrona de las mujeres abusadas y violentadas. Se la venera como crucificada y coronada. Nos lleva a pensar que ella también fue esclava de los males sufridos, y liberada por el bien amado, Su Señor y Buen Pastor, le guió por senderos justos “aunque cruzó por oscuras quebradas, no temió ningún mal, porque el Señor estaba con ella que le infundió confianza” (Cfr. Salmo 22).

Librada es el, reflejo del sufrimiento y crucifixiones de tantas mujeres, niñas, adolescentes, adultas que sufren el escarnio y la violencia, física, verbal, moral, espiritual, de sus verdugos. La violencia intrafamiliar, los feminicidios, tratas de personas, tráficos de personas, víctimas de abusos .

Hay muchos casos denunciados y procesos judiciales por violencia sexual en contra de Niños, Niñas, Adolescentes, abuso sexual, seguidos del estupro (abuso sexual contra adolescentes), la explotación sexual infantil, proxenetismo, (obtener beneficios de económicos de la prostitución a costa de otras personas)  utilización de niñas, niños en pornografía y trata de personas con fines de explotación sexual. De acuerdo con los Datos Abiertos del Ministerio Público, en el año 2023, fueron atendidas 6079 víctimas de varios hechos punibles que afectan a niños, niñas y adolescentes. No todos los casos son denunciados. La cultura del silencio se debe superar.

Unas 16 víctimas por día, fueron atendidas de enero a diciembre  de 2023.   se señala un aumento de 100 casos de Maltrato y 40 casos más de Estupro. Del total de casos, 9 víctimas fueron atendidas por día por Abuso Sexual Infantil. Según investigaciones realizadas concluyen que la mayoría de los casos de vulneración de derechos en redes sociales afecta a NNA de 9 a 18 años y principalmente a niñas (alrededor de 5 de cada 10 casos). De los datos analizados, se extrae que la violencia sexual recae principalmente sobre niñas, adolescentes y mujeres adultas.

No son solamente estadísticas, hay una persona detrás de cada unos de estos números, rostros y dignidades vulneradas. Líbranos Santa Librada de estos males, de los verdugos que explotan y crucifican la inocencia, y contribuyamos todos  para erradicar estas crucifixiones de hoy. Que las familias sean los primeros salvaguardas de estos delitos y crímenes, trabajando por la prevención de abusos y denunciar los casos. Familias y comunidades. La Iglesia  está comprometida y debe comprometerse más todavía,  para hacer de ella un lugar seguro para los niños, niñas y personas en situación de vulnerabilidad, que seamos todos agentes de prevención y salvaguarda con las autoridades competentes de los derechos de los NNA. Cuántas Libradas, Felicitas, Yuyu, Juliette y otros tantos niños desaparecidos en Paraguay.

Todos estamos llamados, a ser protagonistas en la construcción de un pueblo de paz, justicia y fraternidad,  libre de todo mal, de los males que destruyen. El señor misericordioso ha venido para pastorearnos y con él, ser  buenos pastores de las ovejas dispersas y desbandadas, a testimoniar y anunciar el mensaje de que «Dios es amor», de que Dios no está lejos o es insensible a nuestras vicisitudes humanas. Está cerca, está siempre a nuestro lado, camina con nosotros para compartir nuestras alegrías y nuestros dolores, nuestras esperanzas y nuestras fatigas. Nos ama tanto y hasta tal punto, que se hizo hombre, vino al mundo no para juzgarlo, sino para que el mundo se salve por medio de Jesús (cf. Jn 3, 16-17).

(Pastores Dabo Vobis 1992) Jesús es el buen Pastor anunciado (cf. Ez 34); Aquel que conoce a sus ovejas una a una, que ofrece su vida por ellas y que quiere congregar a todos en «un solo rebaño y un solo pastor» (cf. Jn 10, 11-16). Es el Pastor que ha venido «no para ser servido, sino para servir» (cf. Mt 20, 24-28), el que, en la escena pascual del lavatorio de los pies (cf. Jn 13, 1-20), deja a los suyos el modelo de servicio que deberán ejercer los unos con los otros, a la vez que se ofrece libremente como cordero inocente inmolado para nuestra redención (cf. Jn 1, 36; Ap 5, 6.12).

Con el único y definitivo sacrificio de la cruz, Jesús comunica a todos sus discípulos la dignidad y la misión de sacerdotes de la nueva y eterna Alianza. Se cumple así la promesa que Dios hizo a Israel: «Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa» (Ex 19, 6). Y todo el pueblo de la nueva Alianza —escribe San Pedro— queda constituido como «un edificio espiritual», «un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptos a Dios por mediación de Jesucristo» (1 Pe 2, 5). Los bautizados son las «piedras vivas» que construyen el edificio espiritual uniéndose a Cristo «piedra viva… elegida, preciosa ante Dios» (1 Pe 2, 4.5).

Cuando estamos reunidos como comunidad en la Iglesia, el Señor sopla sobre nosotros y nos dice: “Reciban el Espíritu Santo” y nos entrega su paz; y da el poder a los apóstoles para perdonar los pecados, como signo de su infinito amor y misericordia con la humanidad que sufre todo tipo de males espirituales y materiales.

Que el Señor Divino Niño y María Santísima Su Madre y Madre Nuestra nos fortalezca como a Santa Librada, aún en medio de las aflicciones sufridas en este tiempo, para que no perdamos la esperanza, y que los sufrimientos parecidos en el momento presente no son nada comparados con la gloria de la vida el futuro amén. Santa Librada nos ayude a vivir en concordia, siendo solidarios con el sufrimiento,  unos con otros y nos de fortaleza en las pruebas cotidianas de la vida.

20 de julio de 2024

 

+Adalberto Card. Martinez Flores

       Arzobispo de Asunción