Evangelio de hoy

MARTES DE LA SEMANA 18ª DEL TIEMPO ORDINARIO

Fiesta de la Transfiguración del Señor

Evangelio según San Marcos 9, 2-10 

“Se transfiguró en presencia de ellos”

Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas. Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: “Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”. Palabra del Señor.

Meditación

     Tansfiguración y Asunción, signos de la resurrección de entre los muertos. Hoy iniciamos el Novenario en honor a la Virgen de la Asunción. En la Arquidiócesis de Asunción y en todo el Paraguay, desde su fundación (1537), todos quisiéramos tener una visión, una experiencia similar a la de Pedro, Santiago y Juan; y nos gustaría prever y detener ese momento para toda la vida.

     Los Padres de la Iglesia, nos enseñan que ese deseo forma parte de la iniciativa, del querer de Dios para sus hijos. También que el “ver” a Dios, transfigurado, significa en la Biblia, “poseer, tener”. En la Transfiguración están Dios Padre, que proclama a su Hijo muy querido: Escúchenlo; y está el Espíritu Santo con Moisés y Elías y los apóstoles.

      Escuchamos a Jesús cuando lo seguimos, como maestro itinerante, por las calles y plazas, por los caminos difíciles, imprevisibles e incómodos. Necesitamos subir en un lugar apartado, en el monte de la oración, para encontrarnos a solas y escuchar mejor su voz; y bajar juntos al encuentro de gente abrumada por fatigas, injusticias y pobreza material y espiritual.

¡El Señor reina, Altísimo sobre toda la tierra!

El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables.

Tiniebla y nube lo rodean, justicia y derecho sostienen su trono. R/.

Porque tú eres, Señor, Altísimo sobre toda la tierra,

encumbrado sobre todos los dioses. R/.