En el siguiente enlace puede descargar el comunicado desde la Pastoral de la Vida Arquidiocesana:
Asunción, 04 de marzo de 2020.
El valor insustituible de la vida
Profundamente interpelados por los últimos sucesos criminales que cegaron la vida de niñas, niños y adolescentes que conmueven a la sociedad toda, la Pastoral de la Vida de la Arquidiócesis de Asunción junto con otros ciudadanos que luchamos en favor de la protección de la vida en todos los estadios de desarrollo, exponemos cuanto sigue:
En ningún caso la violencia será un camino aceptable. Por ello, rechazamos y repudiamos todo tipo de violencia y exigimos justicia para las víctimas y el peso de la ley para los victimarios.
Por otro lado, observamos con mucha tristeza cierto relato mediático, de sectores que pretenden aprovechar esta situación para dar un tinte ideológico, sin tener en cuenta todos los factores implicados, dando una visión sesgada de los hechos sembrando confusión en la opinión pública.
Como miembros de la sociedad paraguaya, pedimos que nos enfoquemos más bien en aprender de esta triste situación y acompañar a nuestros hermanos afectados en este doloroso trance de sus vidas. Alzamos nuestra voz en favor de las víctimas, de sus familias y de la justicia. Serán la solidaridad, la fe, la justicia y la paz, los principios y valores que nos traigan alivio y consuelo.
Nos duelen profundamente las pérdidas de vidas humanas y abogamos por una educación que se nutra de nuevo de sus raíces cristianas más profundas, de cuya savia bebe nuestra cultura.
Como cristianos instamos a recurrir a la gracia liberadora del perdón, la cual nos renueva profundamente.
En esta cuaresma estamos invitados a entrar al misterio de la cruz de Cristo y a reflexionar seriamente sobre el valor que le damos a la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural. Ese don precioso que nos es dado por Amor.
La Palabra de Dios nos anima a buscar La Paz en los corazones, en las familias y en la sociedad toda. Nuestro Señor Jesucristo que ha muerto por justos e injustos nos llama a la conversión. Es la hora en que los cristianos debemos salir de toda actitud vergonzante o cómoda y aportar a la sociedad todo el bien que sustenta nuestra fe, para lograr esa paz tan anhelada.
Que Nuestra Señora de la Asunción, Madre de todos los paraguayos, nos ayude a reconocer el valor insustituible de la vida y a comprender que nadie tiene derecho de disponer de la vida de su hermano; «Caín, ¿dónde está tu hermano?» (Gén 4,9).
¡Todos somos responsables de la vida del otro!
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