Evangelio de hoy
MIÉRCOLES DE LA 5ª SEMANA DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO
Evangelio según San Marcos 7, 14-23
“¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!”
Jesús, llamando a la gente, les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!”. Cuando se apartó de la multitud y entró en la casa, sus discípulos le preguntaron por el sentido de esa parábola. Él les dijo: “¿Ni siquiera ustedes son capaces de comprender? ¿No saben que nada de lo que entra de afuera en el hombre puede mancharlo, porque eso no va al corazón sino al vientre, y después se elimina en lugares retirados?”. Así Jesús declaraba que eran puros todos los alimentos. Luego agregó: “Lo que sale del hombre es lo que lo hace impuro. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre”. Palabra del Señor.
Meditación
Nada de lo que entre en el hombre puede mancharlo. Dios crea los manantiales de agua, y con este elemento vital las plantas y los árboles y… con su espíritu (aliento, soplo) da vida al hombre. Además le da comprender la una jerarquía en las cosas creadas, siempre buenas, que tienen por corona al hombre. Sin este dato de la creación divina nos confundimos en un círculo, cuyo origen desconocemos: a partir de la vegetación y los animales, prosigue el hombre; o el hombre es el artífice de animales, vegetación y mundo material.
Nos preguntamos si ¿los nativos son dueños de las tierras, o son criaturas intermedias entre el mono y el hombre? Los fariseos están encadenados a la ley, mientras que Jesús afirma la libertad de los hijos de Dios para establecer la pureza de los alimentos. Según el espíritu de la ley todo procede de la mano de Dios y, por disposición suya, están al servicio del ser humano.
La mala voluntad (pecado), los malos propósitos, la “cerrazón a la carne del prójimo”, mancha al hombre: lo hace impuro, deshonesto, indolente. Abrámonos a la bondad y misericordia de Cristo para que no venzan la iniquidad e injusticia, y triunfe el reino de Dios inaugurado hace 2000 años.
Bendice, alma mía, al Señor!
Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.
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