Queridas maestras, apreciados maestros,

Hermanas y hermanos en el Señor, el Maestro:

Les saludo con las expresiones de mi admiración, gratitud y reconocimiento en este día del maestro en el Paraguay por su valioso servicio a la educación y la formación de los niños, jóvenes y adultos de nuestra patria.

La labor docente siempre ha significado abnegación y sacrificio. La vocación docente es una expresión de servicio, de generosidad y entrega al prójimo.

En este contexto pos pandemia para el cumplimiento de su trabajo en este tiempo se han multiplicado, sacrificando horas de descanso o de compartir con su familia, para atender las necesidades de aprendizaje de los niños, jóvenes y adultos que han sido puestos bajo su guía.

Rescatamos muy especialmente hoy, la memoria de aquellos maestros y maestras, que han sido parte de nuestras vidas y que han sembrado en los surcos de la patria la simiente del saber, germinando los ricos y excelentes frutos en nuestra cultura. Han sido ingentes atletas del saber que han transmitido las luminosas antorchas del conocimiento a las generaciones futuras.

Les animo y les aliento que, a pesar de todas las dificultades, sigan siendo dadores de vida y constructores de esperanza forjando, por medio de la educación, el futuro de las nuevas generaciones como ciudadanos integrales al servicio del Paraguay que queremos y soñamos. Que Jesús el Señor, que es Camino, Verdad y Vida sea la aspiración y el derrotero de su vocación.

El reiterarles mis saludos y mi reconocimiento este día muy especial, les dejo estas palabras del Papa Francisco del 2020: “Deseo, en este momento, rendir también homenaje a los docentes —los siempre mal pagados—, porque ante el desafío de la educación siguen adelante con valentía y tesón. Ellos son ‘artesanos’ de las futuras generaciones, con su saber, paciencia y dedicación van transmitiendo un modo de ser que se transforma en riqueza, no material, sino inmaterial, se va creando al hombre y mujer del mañana”.

Muchos maestros y maestras han fallecido como consecuencia de la pandemia y otras causas, cómo la trágica muerte de la joven maestra de Concepción, Isamar Cabral. Nuestras más sentidas condolencias con sus familiares, con los docentes, y toda la comunidad nacional. Nuestro repudio a toda forma de violencia y agresión contra la vida humana.  Nuestro reconocimiento póstumo a su labor y nuestras oraciones para que el Señor les acoja en su gloria y dé consuelo y fortaleza a sus familias y seres queridos.

Rogamos a la Beata María Felicia de Jesús Sacramentado, Chiquitunga, quien ejerció la vocación de maestra, que interceda por ustedes, por sus familias y por sus seres queridos.

Que el Señor les bendiga, les acompañe y les fortalezca en su sagrada misión.

¡Feliz día!

Asunción, 30 de abril del 2022

+ Mons. Adalberto Martínez Flores, Arzobispo de Asunción