Evangelio de hoy
JUEVES DE LA SEMANA 19ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según San Lucas 11, 27-28
Misa de la Vigilia de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María
“¡Feliz el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!”
Jesús estaba hablando y una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: “¡Feliz el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!”. Jesús le respondió: “Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican”. Palabra del Señor.
Meditación
Este texto es la verdadera “bienaventuranza de María”. Se presentan dos temas: Por un lado, la mujer alaba a María, la Madre de Jesús, desde un campo biológico, pues, María viene a convertirse en un vientre fecundo y unos pechos generosos. Esa palabra se mantiene sobre el campo del Antiguo Testamento, donde la mujer es sobre todo la que engendra hijos al marido. Por otro lado, la respuesta de Jesús supone que la verdadera bienaventuranza del varón y de la mujer se realiza en una altura personal, allí donde se escucha la Palabra de Dios y se vive en su misterio de gracia y de exigencia. Esta aclaración de Jesús está en sintonía con el sermón de la llanura en Lucas (cf. 6,20-22). El modelo de fe es de la persona que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica (es obediente).
El autor muestra que María, la Madre de Jesús, es realmente modelo de fe para los varones y para las mujeres. Es símbolo de todos los seres humanos, recibiendo el regalo de la presencia transformadora de Dios sobre la tierra (cf. Lc 1,28), que se concreta como Espíritu creador en el nacimiento del Mesías (cf. Lc 1,31-35). A través de la respuesta de María, quien se ofrece y colabora para la obra de Dios (cf. Lc 1,38), se realiza el misterio fundamental de nuestra historia, la Encarnación del Hijo de Dios, el Verbo de Dios que se hace carne, se hace ser humano. Es la aceptación de una muchacha, quien está abierta desde la fe a la voluntad de Dios, colaborando así para la vida del mundo (para la salvación de los seres humanos).
María, por ser creyente es alabada. ¿Por qué es bienaventurada? Es bienaventurada precisamente por su fe (cf. Lc 1,39-45) y toda su vida pasa a ser motivo de júbilo y bendición para quienes han creído en ella. Sabemos que Jesús la desconcertó (cf. Lc 2,41-52) y todo el camino de la cruz (viacrucis) está acompañado de espada y dolor para la madre que ama tanto (cf. Lc 2,33-35). De esta manera, el evangelista Lucas la presenta a María como quien se mantuvo fiel hasta el final, porque confió plenamente en la palabra de su Hijo.
Perdón Señor porque nos cuesta ser obedientes contigo, nos resulta más fácil ser obedientes a las voces de los placeres y el bienestar. Ayúdanos a que nuestra mirada nunca salga de contemplarle a tu Santísima Madre, quien nos muestra todo lo que necesitamos para ser felices y nuestra salvación: escuchar tu Palabra y llevarla a la práctica. Gracias porque nos sigues hablando a través de tu Madre y madre nuestra, y capacitas a corresponder con amor a Ti y a los demás. Amén.
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