Evangelio de hoy

SEGUNDA SEMANA DE PASCUA

Evangelio según San Juan 3, 31-36 

“El que cree en el Hijo tiene Vida eterna”

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo está por encima de todo. Él da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos. El que cree en el Hijo tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él. Palabra del Señor.

Meditación

El cristiano no puede contentarse con las cosas de este mundo, ya que es el único ser que está abierto a lo infinito, a los deseos del corazón: “Tu nos creaste para Ti, Señor, y nuestro corazón está tan inquieto hasta que no descanse en Ti”(San Agustín). La fe y el amor de Cristo nos eleva a los valores trascendentes, porque “el que cree en el Hijo tiene Vida eterna”. Él es el único viviente que nos asegura la vida inmortal y nuestra futura resurrección.

 

Hablar y testimoniar, preocuparse y ocuparse de las cosas de Dios, como afirma Jesús: “de lo que rebosa el corazón habla la boca”(Mt 12,34). El Espíritu del Señor resucitado nos impulsa a buscar los bienes eternos y a conquistar aquí en la tierra el Reino de Dios como valor absoluto. Sentir gusto por las cosas de Dios y poner el corazón es obra de la gracia. Mirar el mundo con los ojos de Dios y trabajar para transformarlo, es la misión de cada cristiano.

 

-Gracias, Señor, porque Tu amor es eterno, no apartes tu mano de nosotros.

-Haz que, construyendo Tu reino de justicia, amor y paz, vivamos contigo para siempre.