Lunes de la 22ª Semana del Tiempo Durante el Año
Martirio De San Juan Bautista
“Pídeme lo que quieras y te lo daré”
Evangelio según San Marcos 6, 17-29
En aquel tiempo: Herodes había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado. Porque Juan decía a Herodes: “No te es lícito tener a la mujer de tu hermano”. Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía, quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto. Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: “Pídeme lo que quieras y te lo daré”. Y le aseguró bajo juramento: “Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”. Ella fue a preguntar a su madre: “¿Qué debo pedirle?”. “La cabeza de Juan el Bautista”, respondió esta. La joven volvió rápidamente a donde estaba el rey y le hizo este pedido: “Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista”. El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla. En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan. El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre. Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron. Palabra del Señor.
Meditación
El martirio del santo Precursor es testigo de la vida y de la muerte del Señor. Prefiere entregar su vida antes que callar la verdad que es Cristo. Fue valiente al denunciar el pecado de Herodes, un personaje que se dejó manipular por el capricho de una menor y odio de su amante. Es profeta y testigo del Reino inaugurado por Cristo Jesús. Eligió el camino de la fidelidad radical y se constituyó en un “signo preclaro de la santidad de la Iglesia”( Juan Pablo II). La vida cristiana es un camino estrecho cuya exigencia es tomar la Cruz y dar la vida por Cristo, sin miedo.
Conformar nuestra vida con la Bienaventuranza: “Felices los que son perseguidos”(Mt 5, 10). Dios es fiel y volveremos a encontrar nuestra vida en el Cielo”.
Fortalece Señor a tantos mártires de nuestro tiempo
Danos la gracia de morir en nosotros mismos, para que tu palabra crezca en nosotros
Haz que a través de nuestro testimonio valiente se instaure el Reino de verdad, justicia y paz
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