Evangelio de hoy
MIÉRCOLES DE LA 1ª SEMANA DEL TIEMPO DE CUARESMA
Evangelio según San Lucas 11, 29-32
“Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás”
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay Alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay Alguien que es más que Jonás. Palabra del Señor.
Meditación
Esta generación pide un signo. La conversión se presenta como el objetivo de nuestro itinerario cuaresmal, cuya finalidad es compartir la Pascua de Jesús. Pero hace falta Dios, cuya voz escucharemos el próximo Domingo: “Este es mi Hijo predilecto, escúchenlo”. A las personas mayores, generación anterior, se nos hablaba de Dios, objeto de la fe y objeto último de la razón, mientras que “esta generación pide un signo”. Busca el amor, seguridad, justicia, paz, armonía, felicidad, y cuando no lo vivenciamos entramos en crisis.
San Agustín responde al problema de falta de acuerdo entre los cristianos que escrutan las Escrituras; unos provienen de la tradición de s. Lucas mientras otros, de s. Mateo: ¿Quién no considerará superfluo inquiere el orden con que dijo esto el señor, cuando por la incontestable autoridad de los evangelistas debe costarnos que no hay engaño en la alteración del orden de este relato, siendo el mismo hecho, refiere hace antes o después? Interesaba el consenso evangélico, los gestos del Señor, antes que priorizar la fe o el amor, la razón o la fe (De cons. Ev., libro II, c. 39, 31-32).
En este caso importa la conversión, superar los males y pecados, con actos de fe y amor. Solo Dios pesa en la balanza de las acciones y las omisiones. La conversión nos libera, disminuye sobre los hombros las cargas de la vida; la conciencia tendrá paz e incremento de fe, esperanza y caridad. Aprovechemos con obras de misericordia este tiempo de cuaresma.
Un corazón quebrantado y humillado, Dios mío, tú no lo desprecias.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.
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