Evangelio de hoy
MIÉRCOLES DE LA SEMANA 10ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según San Mateo 5, 17-19
“Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento”
Jesús dijo a sus discípulos: “No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no quedarán ni una i ni una coma de la Ley, sin cumplirse, antes de que desaparezcan el cielo y la tierra. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos”. Palabra del Señor.
Meditación
No vine para abolir la ley … ni para traer la paz. En la Biblia encontramos el don de la ley, su función pedagógica, personal y comunitaria, su valor sociocultural y universal. Jesús es libre, no es legalista ni legista. Viene en son de paz, pero nos la da, no según los criterios mundanos, del negocio, el tráfico y los abusos de poder, de conciencia y por placer.
San Cipriano enseñaba lo que significa “el cumplimiento de las escrituras, de la ley”: Llevar el nombre de cristiano, sin seguir el camino de Cristo, ¿no es traicionar el nombre divino y abandonar el camino de la salvación? Porque el mismo Señor enseña y declara que el hombre que guarda sus mandamientos entrará en la vida (Mt 19,17). Que el que escucha sus palabras y las pone en práctica es un sabio (Mt 7,24) y que aquel que las enseña y conforma su vida según ellas será llamado grande en el reino de los cielos (Sobre los celos y la envidia: el amor operante).
Nos preparamos supuestamente, para disuadir, prevenir, minimizar los impactos de las guerras, ¿pero se toma al toro por las astas? En Paraguay hemos sufrido 2 guerras y varias revoluciones, pero no aprendimos parece a trabajar por una revolución cultural, solidaria y pacífica, como la realizada por Jesús. Hace falta una cultura de encuentros y pactos, educativos, familiares y socio culturales, a fin de que nuestra bandera flamee gallarda con paz y justicia.
¡Protégeme, Dios mío, que me refugio en Ti!
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.
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