Evangelio de hoy

 MIÉRCOLES DE LA SEMANA 34ª DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio según San Lucas 21, 10-19 

“Gracias a la constancia salvarán sus vidas”

Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo. Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas”. Palabra del Señor.

Meditación

En muchos casos tantas personas son exigidas a renunciar a sus valores cristianos y someterse a unos valores que atentan la propia identidad religiosa, cultural, y a costumbres que no le ayudan a ser mejores personas en el mundo. Es más, si no se someten aceptando todas sus ofertas indecentes, no tendrán forma de ser parte del sistema, que cada vez más se vuelve autorreferencial con tendencia a prescindir de Dios y de la propia soberanía. Ante todas estas mentiras, Jesucristo a través de su Iglesia nos promete que Él nos dará la firmeza sólida y la victoria final, así como decía san Pablo: “Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom 8,31).

Pero atención: al decir que la victoria final será en y con Cristo, no significa que en este mundo sea todo color de rosas, lo más seguro es que realmente sea el fracaso, así como nuestro Maestro, quien murió como los peores criminales de la época, en la Cruz. Al seguir nuestra fidelidad a Jesús y a su causa, nos llevará a la incomprensión de algunos miembros de la propia familia, de algunos amigos, de hermanos de comunidad y de servicio o ministerio. Nos consuela saber que Dios lo ve todo, aunque sabe de qué barro fuimos hechos (cf. Sal 102,14), conoce todo lo bueno que hay en nosotros y se proyecta hacia los demás a través nuestro.

Él nos había dicho que ni un cabello de nuestra cabeza se perderá (cf. Lc 21,18), enseñándonos que Dios todo lo tiene en cuenta. En síntesis, nada de Jesús se ha perdido con la Pascua, por tanto, tampoco nada del cristiano estará perdido con la vida de la Pascua que retorna todo victorioso y transformado. Aunque se experimente todo tipo de prejuicios, juicios, persecuciones y cárceles, los discípulos debemos dar testimonio de la vida cristiana siempre con la Cruz a cuestas con sentido de Redención.

Perdón Señor porque muchas veces cuestionamos si porqué a los que son malos y llevan una vida desordenada, les va bien y a nosotros que luchamos y procuramos ser fieles, nos va no tan bien (con frecuentes crisis económicas). Ayúdanos a comprender que desde el momento de ser cristianos y viviendo como tus discípulos misioneros, estamos destinados a padecer y llevar la cruz todos los días, pero encaminándonos hacia la Pascua. Gracias por iluminar nuestra vida en esa tensión en que ya estamos saboreando parcialmente la vida eterna, pero todavía no en su plenitud, y que debemos perseverar siendo fieles hasta el fin de nuestros días. Amén.