Evangelio de hoy

Santa María en Sábado

Sábado de la 27ª Semana del Tiempo Durante el Año

Evangelio según San Lucas 11, 27-28

“Los que escuchan la Palabra de Dios y la practican”

Jesús estaba hablando y una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: “¡Feliz el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!”. Jesús le respondió: “Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican”. Palabra del Señor.

Meditación

Este texto es la verdadera “bienaventuranza de María”. Por ello, quisiera presentar la reflexión desde un punto de vista mariano. Encontramos que se presentan dos temas: Por un lado, la mujer alaba a María, la Madre de Jesús, desde un campo biológico, pues, María viene a convertirse en un vientre fecundo y unos pechos generosos. Esa palabra se mantiene sobre el campo del Antiguo Testamento, donde la mujer es sobre todo la que engendra hijos al marido. Por otro lado, la respuesta de Jesús supone que la verdadera bienaventuranza del varón y de la mujer se realiza en una altura personal, allí donde se escucha la Palabra de Dios y se vive en su misterio de gracia y de exigencia. Esta aclaración de Jesús está en sintonía con el sermón de la llanura en Lucas (cf. 6,20-22). El modelo de fe es de la persona que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica. Jesús va más allá de las expresiones culturales de cualquier época; pues, la mujer no puede ser vista sólo desde la biología, es más que un vientre y unos pechos generosos (cf. oriente antiguo) y más que un objeto de placer (cf. occidente moderno).

María, por ser creyente es alabada. Es bienaventurada por su fe (cf. Lc 1,39-45) y toda su vida pasa a ser motivo de júbilo y bendición para quienes han creído en ella. Jesús la desconcertó (cf. Lc 2,41-52) y todo el camino de la cruz está acompañado de espada y dolor para la madre que ama tanto (cf. Lc 2,33-35). Lucas la presenta como quien se mantuvo fiel hasta el final, porque confió plenamente en la palabra de su Hijo. Ella es principio y fundamento de la Iglesia, porque confió en su Hijo desde un amor incondicional. María es modelo de mujer abierta al misterio de la vida y, de fe, por confiar en Dios. No se mostró tacaña ante el desafío que el misterio le genera.

Perdón Señor porque nos cuesta ser obedientes contigo, nos resulta más fácil escuchar las voces de los placeres y el bienestar. Ayúdanos a que nuestra mirada nunca salga de contemplarle a tu Santísima Madre, quien nos muestra todo lo que necesitamos para ser felices, alcanzando la salvación. Gracias porque nos sigues hablando a través de la Madre, y nos capacitas a corresponder con amor a Ti y a los demás. Amén.