Evangelio de hoy
SÁBADO DE LA SEMANA 19ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según San Mateo 19, 13-15
“Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí”
Trajeron a unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron, pero Jesús les dijo: “Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos”. Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí. Palabra del Señor.
Meditación
El evangelista nos presenta otra escena con los niños y Jesús. Seguramente las madres se aglomeraban y con gestos y a los gritos pidiendo tener la preferencia para sus niños. Ya en Mt 18,1-5 encontramos que los niños juegan un papel funcional, simbolizando a quienes deben pertenecer al Reino: lo fundamental es hacerse como niños. Como cualidad se destaca la humildad, impotencia frente a la vida, necesidad y dependencia de los padres. Indicando que es la actitud que debe tener una persona frente al Reino, ante el cual nos encontramos también imposibilitados e impotentes, siendo mendigos ante ello; Dios toma la iniciativa y su gracia se derrama sobre la persona que se siente pequeña y necesitada.
Los apóstoles no vieron con buenos ojos el proceder de los niños, ni de sus madres, tal vez porque eran muchos y estaban molestando al Maestro, o por la inoportunidad de su presencia en el momento en que Jesús estaba enseñando su doctrina que fascinaba (se entiende también que los niños no podían estar donde se hacía enseñanzas, ni tampoco las mujeres); y se nota que con gestos y palabras empezaron a impedir que los niños se acercaran a Jesús. El Señor reprueba la actitud de los apóstoles y dio la orden para que dejaran que los niños se acercaran a Él, pues también los niños generan que nuestras miradas descansaran y se alegraran.
El niño pasa a ser como un árbol recién plantado que requiere de mucho cuidado y atención para que crezca adecuadamente. También hoy Jesús nos dice: “Dejen que los niños vengan a mí”. Hagamos posible la experiencia para que los niños experimenten la Eucaristía y la Reconciliación, vayan al sagrario, que oren al Señor presentando sus intenciones por quienes conocen y por quienes no conocen. ¿Será que Jesús no escuchará una plegaria de un niño? Estoy seguro que el Corazón de Jesús se derretirá ante tanta ternura. Nuestra mejor inversión es procurar una buena educación en la fe de los niños.
Perdón Señor porque muchas veces nos cuesta ser como niños, pues somos egocéntricos, autorreferenciales y soberbios, buscamos reconocimiento y aplausos. Ayúdanos a tener actitudes de humildad, sencillez, pureza de corazón, docilidad, autenticidad como los niños para pertenecer a tu Reino. Gracias por mostrarnos que siempre debemos ser pequeños y sencillos, confiando no en nuestras fuerzas sino en las tuyas para que con tu Gracia perseveremos en la fe, esperanza y caridad. Amén.
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