Domingo de la Palabra de Dios, 2024
Hoy es un día dedicado al Domingo de la Palabra De Dios. Es una iniciativa profundamente pastoral que el Papa Francisco, instauró en el año 2019 para que cada tercer domingo de enero lo celebremos. El Papa quiere hacernos comprender lo importante que es en la vida cotidiana de la Iglesia y de nuestras comunidades recordarnos de nuestras raíces, la Palabra de Dios, una Palabra no encerrada en un libro, sino que permanece siempre viva y se hace signo concreto y tocable. El Señor se deja tocar con su Palabra, el que es el Verbo de Dios hecho carne, hecho hombre.
El Papa Francisco nos recuerda que el contacto frecuente con la Sagrada Escritura y la celebración de la Eucaristía hace posible el reconocimiento entre las personas que se pertenecen. El día dedicado a la Biblia no ha de ser “una vez al año”, sino una vez para todo el año, porque nos urge la necesidad de tener familiaridad e intimidad con la Sagrada Escritura y con el Resucitado, que no cesa de partir la Palabra y el Pan en la comunidad de los creyentes. El, que se parte y nos reparte el pan de la Palabra y el Pan de Vida. Para esto necesitamos establecer un constante trato de familiaridad con la Sagrada Escritura, si no el corazón queda frío y los ojos permanecen cerrados, afectados como estamos por innumerables formas de ceguera.
Mc 1: La Palabra hoy nos dice: conviértanse y crean en el Evangelio. Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme y hare de ustedes pescadores de hombres.
El Señor vio a Simón y a su hermano Andrés, echando las redes. El encuentro con su mirada los atrapó. En el cruce de miradas, quedaron deslumbrados, abrieron los ojos, seguramente experimentando que ante la Palabra que los invitaba a seguirle, quedaron sin palabras propias. Los hermanos pescadores atrapados en sus propias redes, en medio de la rutina cotidiana de una vida tal vez apacible, el encuentro con la ternura de sus ojos y la firmeza de sus palabras, les inquieta, el Señor les libera e inmediatamente, incondicionalmente, le siguieron, para la misión que les encomendaba: ser pescadores de hombres. Así fue con Santiago y Juan, que estaban en la barca remendando las redes, también el Señor les llamó, les desata los nudos, le remienda el corazón, da dirección a la trama de sus vidas y le siguieron dejando todo atrás. Así el Señor también nos llama para seguir sus pasos, también abrir caminos, abrir surcos y sembrar la semilla de la buena noticia de La Palabra que es camino verdad y vida. El es el sembrador por excelencia, y con El sembramos, sus discípulos misioneros.
El 23 julio del 2023, el Papa Francisco nos dejaba un mensaje por la jornada mundial de los abuelos y los mayores, cuyo tema fue: «Su misericordia se extiende de generación en generación» (Lc 1,50) es un tema que nos reconduce a aquel encuentro bendito entre la joven María y su pariente anciana Isabel (cf. Lc 1,39-56). Isabel, llena del Espíritu Santo, se dirige a la Madre de Dios con palabras que, a distancia de milenios, recitamos en nuestra oración cotidiana: «Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre» (v. 42). Y el Espíritu Santo, que ha descendido ya sobre María, la impulsa a responder con el Magníficat, en el que proclama que la misericordia del Señor se extiende de generación en generación. El Espíritu Santo bendice y acompaña cada encuentro fecundo entre generaciones distintas, entre abuelos y nietos, entre jóvenes y ancianos. Efectivamente, Dios desea que, como hizo María con Isabel, los jóvenes alegren el corazón de los ancianos, y que adquieran sabiduría de sus vivencias. Pero, sobre todo, el Señor desea que no dejemos solos a los ancianos, que no los releguemos a los márgenes de la vida, como por desgracia sucede frecuentemente.
El Hogar San José de las hermanitas de los ancianos desamparados es un testimonio elocuente de un carisma de la atención y ternura de los ancianos necesitados de afectos y más vulnerables, en un ambiente de familia, como sus fundadores el padre Venerable Saturnino López y Santa Teresa Journet lo concibieron. Vivir en familia nos fortalece mutuamente.
Volver a las raíces de nuestras memorias lo hacemos con gratitud de aquellos que nos han legado la fe. La fe creyente de Isabel, seguramente inspiró a María en el Espirtu para cantar su agradecimiento a Dios. El Señor en medio nuestro nos llama a construir nuestras vidas e historias sobre la roca fuerte de la Palabra. Palabra que muchos de nuestros ancestros lo han atesorado y nos han construido la casa, con pilares firme, para que a su vez en el seguimiento a Cristo podamos ser heraldos del Evangelio viviente, como los discipulos. Que el Señor Dios todopoderoso nos regale la decisión, la perseverancia, la valentía, como los apóstoles, para que podamos seguir y encarnar la palabra en la caridad constante, y fortaleza para sobrellevar las pruebas cotidianas, la enfermedad. Los achaques propios de la edad, abrazándonos y ofreciendo Todo al amor de los amores, como lo hacía María Felicia de Jesús Sacramentado.
Asunción, 21 de enero de 2024.
+ Adalberto Cardenal Martínez Flores
Arzobispo Metropolitano de Asunción
Presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya
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