No te hagas ningún daño,

que estamos aquí para ayudarte

a despertarte del sueño más profundo,

a levantarte del suelo y del cansancio,

a superar el sobresalto y recobrar la paz.

No te hagas ningún daño,

que la noche no es tan oscura

para ocultar la luz de tu vida,

ni el miedo a la prisión tan fuerte

para hacernos huir como cobardes.

No te hagas ningún daño,

que aún puedes encender la lámpara

para ver más allá de las dificultades,

para afrontarlas, sin temor a nada,

para acoger la vida que Dios te da.

No te hagas ningún daño,

que aún puedes abrir tus ojos,

para ver el camino del amor más grande,

para sentir lo bello y vivir el gozo

de la bendición que no se agota.

No te hagas ningún daño,

que aún puede despertar tu fe;

aún puedes creer en el Dios de la vida,

aún puedes vivir la plenitud y la salvación;

aún puedes renacer a una nueva existencia.

¡No te dañes!, hoy te lo pido,

ama tu vida, porque es tu tesoro;

cuida tus cosas, y piensa antes de obrar;

valórate, porque eres digno de ser feliz,

a pesar de la noche y de los terremotos.

Padre Flaminio Benítez Ortiz, ocd
Sacerdote Carmelita Paraguayo