25 de setiembre del 2021

                              Homilía por la caminata por la vida y familia                      

Queridos hermanos y hermanas

Bienvenidos a este encuentro de oración eucarística por la vida y la familia. Nuestra Catedral hoy se reviste de manifestantes gozosos por difundir la verdad sobre la vida, la familia, sobre la patria potestad y la necesaria educación sexual, basado no en ideologías, sino en valores científicos, culturales y basada en un humanismo personalista y social.

Antes quiero compartir con ustedes en síntesis el mensaje de la Palabra de Dios para este domingo.

El evangelio nos cuenta que Juan, ha encontrado a alguien que hace milagros o exorcismos y quiere impedírselo. Jesús le responde que todo el que hace el bien (sea sanación, enseñanza, solidaridad…) no puede estar contra Jesús que vino a hacer el bien a los hombres

Lo que escuchamos es un conjunto de dichos expresados con los giros semíticos propios del lenguaje de contraste. Nadie debe tirarse al mar atado a una piedra; como nadie puede odiar a los suyos por amar a Jesús y su evangelio. El escándalo del que nos habla el evangelio de hoy se refiere a los que no son contrarios al evangelio, a la bondad, a la sabiduría divina. Con sus obras, con sus actitudes y sus luchas deben ser considerados en toda su dignidad, aunque no sean de los nuestros. Se quiere poner de manifiesto, por parte de Jesús, que en ellos también hay algo del reino que él ha venido a traer.

Esta enseñanza del evangelio de hoy pone de manifiesto que la praxis cristiana no puede defenderse como exclusivismo y como independencia absoluta. Todos los hombres son capaces del bien, porque todos los hombres han recibido los dones de Dios. Por lo mismo, allí donde se trabaja por los demás, donde se abren las puertas a los hambrientos y los sedientos, aunque no conozcan al Dios de Jesús, allí los cristianos pueden participar incondicionalmente. La comunidad cristiana, la Iglesia, no debe presentarse como el “gueto” de los salvados o redimidos con criterios de puritanismo y legalismo, porque esta promesa es para todos los hombres.

Ese mismo Espíritu Santo que descendió sobre Moisés en aquel tiempo y sobre los setenta ancianos, también descendió sobre María Santísima, sobre Jesucristo y sigue descendiendo sobre la comunidad cristiana y sobre quienes hacen el bien en el mundo.

No es un juego. Tampoco es un cuentito. Es ese el Espíritu que trajo a Fray Bolaños a evangelizar el Paraguay a pie, a caballo, kilómetros y kilómetros, ¿se imaginan ir a Itá, Capiatá, Caacupé, Villarrica, Caazapá… entre montes?, es el mismo que llevó a San Roque González de Santa Cruz a los confines de la Paraguaria, a la selva, a evangelizar, es el mismo Espíritu que movilizó a Julio César Ortellado y que movió a María Felicia, nuestra beata Chiquitunga a cuidar enfermos, a visitar ancianos, a ofrecerse en sacrificio por los que sufren. No es un privilegio de los “impecables” el Espíritu Santo.

Y cuando Dios nos da su espíritu, genera frutos concretos. Así que, por los frutos se sabe de qué savia bebe nuestro corazón, nuestras relaciones, nuestra vida familiar, la vocación matrimonial o religiosa, la economía, la sociedad, la organización política y social, la educación y nuestro mundo.

Si tu savia es la avaricia, frutos de avaro tendrás. Si tu savia es el hedonismo, frutos de hedonismo tendrás. No es un juego. Nos lo advierte fuertemente el apóstol Santiago en la segunda lectura. Hay modos de vida que llevan a vivir en un estado, el estado del alma que se llama “infierno”.

Es lo que vemos que está destruyendo hoy naciones enteras: el rechazo del Espíritu Santo por amor al ídolo del dinero obtenido a costa de cualquier precio, del dinero acumulado sin uso, del dinero que ya no es medio sino fin, llega a ser la gran apostasía, verbalizada o no, verdadera apostasía. Y hoy estamos haciendo proyectos en Paraguay, se nos presenta una agenda 2030, se habla de un reinicio global, se nos promete financiación, se hacen planes y proyectos. ¿No es una tentación atractiva asegurarse un lugar en el mundo, tener un sitio de privilegio entre las naciones prósperas?

¿Pero a qué costo? ¿Será que se nos pide sutilmente que rechacemos los mandamientos de Dios que son mandamientos de vida para tener ese renombre?

Muchos financistas y organizaciones internacionales están dando un mensaje a Paraguay para que reemplace con un ídolo ese altarcito sencillo que se tiene en la casa; instalar un abortorio en el barrio en vez de una capilla; construir un centro de masonería para los jóvenes en vez de un Seminario o una Escuela…

No rechacemos los mandamientos de Dios, el derecho natural, nuestra fe sencilla, nuestra vida comunitaria solo para adoptar una agenda anti vida.

Por esta agenda, sin duda, entran ya sutilmente el engaño, la mentira, la cosificación del ser humano, la explotación, la corrupción más profunda. El desorden moral entra cuando dejamos de lado la Ley de Dios como dice el salmo de hoy:

“La ley del Señor es perfecta… el precepto del Señor es fiel”

Y también dice la Palabra que esta ley de Dios es “DESCANSO DEL ALMA”. No solo hay sabiduría y discernimiento, sino también DESCANSO en medio de las luchas de tantas madres, de tantos padres de familia que están luchando por sacar adelante a su familia.  Descanso porque entramos en la voluntad de Dios cuando instalamos la cultura de la vida y de la familia.

¡Cuántas depresiones y angustias, incluso suicidios, cuánto dolor causan el dejar de lado los mandamientos! Teniendo todo lo material, teniendo todos los placeres carnales, teniendo todo ese proyecto humano, pero sin Dios, sin oración, sin discernimiento.

Y hay un mandamiento que dice “No matarás”. ¿Se entiende?

No podemos hacer un guiño político o legal al crimen del aborto. No podemos llamarle interrupción o salud reproductiva, no podemos llamarle derecho y con eso lavarnos las manos.

Nos dicen los grandes de este mundo que seremos más pobres, que seremos los últimos, si no aceptamos los nuevos mandamientos falsos de la sinagoga diabólica, sus nuevos seudos derechos.

Miremos la progresista Canadá (un millón de inmigrantes por año necesitan o cierran escuelas y universidades por falta de niños que mueren en sus abortorios), miremos a nuestra hermana Argentina celebrando el aborto y luego paralizados en un país riquísimo en recursos. México tembló el día en que la Corte Suprema despenalizó el aborto, gracias a Dios sin mucho que lamentar. No es un juego. NO MATARÁS. Son miles y miles de vidas en juego y la instalación de empresas de la muerte, de una cultura que a los médicos en vez de curar los lleva a matar, que a las madres en vez de custodiar las lleva a atentar contra sus hijos…

Y hay otro mandamiento que dice HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE. No dice “Progenitor uno, Progenitor dos”. No dice “papá y papá”, “mamá y mamá” … Y esto no es un juego de palabras. Hay toda una reingeniería social detrás, que nada tiene que ver con el respeto a las personas con orientación diferente. Es una trampa que deja a los niños a la intemperie, desprotegidos en las escuelas donde se introducen modelos hedonistas de adoctrinamiento sexual, donde se les quita a los padres la patria potestad…

El Espíritu de Dios, el Espíritu Santo nos lleva a lo primero que debemos recuperar, la cultura de la vida. Lo esencial es: la apertura de la razón, juntamente con la apertura del amor, la justicia, la libertad, la apertura a la dimensión trascendente.

El progreso que tanto queremos pasa por descubrir nuestra dignidad y respetar la vida, honrar a nuestros padres y amar nuestra nación. Y Dios engrandecerá esta Nación. Ya lo está haciendo. Creamos, hermanos, Dios engrandece a los que le honran. Dios es fiel. Seamos valientes al proclamar “SÍ, A LA VIDA” y “SÍ, A LA FAMILIA, como estamos haciendo en esta preciosa manifestación comunitaria…

Cuando nos preguntamos sobre lo esencial y lo transversal de la educación, su paradigma debe cambiar los aspectos negativos que vemos en la sociedad. Asistimos cada vez a la despersonalización, a reducir en objeto de las personas, como medios para los fines políticos o económicos.

Nosotros proponemos, primero que nada, poner a la PERSONA EN EL CENTRO, porque es imagen de Dios. Con todas sus dimensiones: física, psíquica, social, afectiva, pero también, ¡trascendente, trascendente!

No somos algo, somos alguien, no somos cosas que se instrumentalizan y se desechan, se abortan, se aplica la eutanasia cuando enfermamos o envejecemos. NO. NO. Y algunos dicen, “pero, Padre, ese niño nacerá pobre, sufrirá, nacerá con discapacidades, sufrirá” … Y yo les digo en todos estos años de vida que Dios me ha concedido que el pobre puede salir adelante, los niños con discapacidad pueden salir adelante, pero los países que rechazan a los mandatos de Dios sobre la vida y la familia ¡no pueden salir adelante! Toda esa apariencia de bien se desplomará, tarde o temprano como ídolos con pies de barro.

Hijos amados, hermanos queridos. En Dios no hay hipocresía, no hay maldad, no hay mentira. En Dios hay pureza, estabilidad, verdad y justicia. Nos lo dice el salmo de hoy. Dios no cambia.

Los poderosos de este mundo quieren que dejemos de lado nuestra historia, nuestras raíces culturales, nuestra condición de hijos, por un plato de lenteja.

Pero hay un peligro más grande que los ataques de los poderosos de este mundo a la familia, a la vida humana, a la libertad religiosa, hoy.
Es nuestro rechazo al Espíritu Santo. Cambiar del centro de nuestra vida social el amor a la vida, la promoción de la vida, la custodia de la vida… Cambiar el centro de nuestra vida social que es la PERSPECTIVA DE FAMILIA por perspectivas erróneas como la ideología de género o el feminismo radical.

Si podemos hacer algo mejor para organizar bien el Estado, hay que simplificar tantos ministerios que trabajan cada uno por su lado: la mujer, la niñez, la juventud, y cuanto se relaciona a la vida de ellos, la salud, la educación, el trabajo… Todo eso apunta a la familia. Desde la unidad se podrá atender a la diversidad de actores en la familia. Instalemos en los organismos estatales esta propuesta: una PERSPECTIVA DE FAMILIA, con papá y mamá, hijos y abuelos, y transformaremos nuestra sociedad para bien. La familia aporta sociedades equilibradas, la familia aporta economías prósperas, la familia aporta custodia para los miembros más vulnerables, la familia es el primer centro educativo en virtudes, el primer centro cultural con cuidado del medioambiente, como legado a las futuras generaciones.

Sigamos la ley moral natural, sigamos la ley de Dios inscrita en nuestro corazón: EL SHEMA, “Escucha, Israel, el Señor es el único Dios”, trae bendición sobre la nación.

Como escuchamos en la segunda lectura, y alguno a lo mejor dice, sí, es verdad, Dios existe y yo soy cristiano, me siento ya rico y comienza a despreciar a los demás, a los que están lejos. A esos hijos les digo, cuidado, no caigamos en la ARROGANCIA. Nos advierte el salmo:

“Preserva a tu siervo de la arrogancia,
para que no me domine:
así quedaré libre e inocente
del gran pecado”.

¿Por qué tenemos necesidad de hacer una marcha hoy? ¿Por qué debemos recordar a nuestros gobernantes lo lógico, lo que el sentido común marca tener en cuenta en la base de cualquier proyecto: la familia, la vida, la libertad responsable para construir la Civilización del Amor de la que hablaba San Pablo VI? ¿Acaso se quiere imponer la arrogancia del necio que trae el veneno en medio del supuesto banquete de la transformación del Paraguay?

“El gran pecado”. Creer que nosotros sabemos más que Dios. Él dice familia y nosotros somos tentados a inventar modelos que no son familia, y legislar, y dar en adopción, y quitar la patria potestad a los padres. Arrogancia. Suplantar la naturaleza por la pura voluntad y el capricho. Arrogancia. Matar a nuestros hijos con el aborto. Arrogancia. Seguir el camino del robo y la corrupción. Arrogancia.

Qué Dios nos libre de “el gran pecado”.

Y no seamos ocasión de pecado para los pequeños. Nuestros niños en la casa, en la escuela, en el colegio, en la universidad, en la televisión ¿qué se les enseña?, ¿Qué se les trasmite?

En julio lanzamos unos lineamientos pedagógicos, didácticos, científicos y con valores, elaborado por expertos en educación. ¿Se puede educar el corazón? Una buena propuesta de educación afectiva y sexual. Cuántos están leyendo, cuantos le están regalando la profesora de su escuela. Casi 600 colegios católicos hay en Paraguay. Y decenas de miles de profesores que se declaran católicos. ¡Y cuántos padres! No hay tiempo que perder para conocer y usar.

Ojalá sople entre nosotros el Espíritu Santo en este mes primaveral y nos diga en el corazón con toda claridad: “Más vale entrar en la vida un poco apretaditos, con el pan honesto en la mesa, con austeridad y alegría, con hospitalidad entre vecinos y solidaridad entre parroquianos, que seguir el camino ancho de la cultura de la muerte y del descarte que está matando naciones enteras”.

Hay que resistir esa arrogancia.

Pasará la ideología de género, pasarán las modas, caerá el velo y se verán los frutos del aborto y del hedonismo en esas naciones que han caído en la arrogancia. Y hay que rezar mucho por ellas.

Pero nosotros tenemos una oportunidad preciosa de transformar para bien nuestro querido Paraguay. Con identidad. CON PERSPECTIVA DE FAMILIA, con apertura y respeto a la VIDA desde la concepción hasta la muerte natural. Como nos enseñaron nuestras valientes ABUELAS PARAGUAYAS que reconstruyeron un país en ruinas luego de un intento de genocidio brutal. Somos paraguayos. Digamos juntos:

“Yo digo SÍ a la VIDA, digo SÍ a la FAMILIA, Sí al ESPÍRITU SANTO” y Renuncio a Satanás, a su arrogancia y a sus mentiras. Mi familia y yo serviremos a Jesucristo, Rey del Universo y Señor de la Historia. Bajo el amparo de la Virgen Gloriosa, María defensora de la Vida y de la Familia. Patrona del Paraguay. Amén”.

¡Viva la Vida, Viva la Familia, Viva el Paraguay!

+ Edmundo Valenzuela, sdb