A los fieles cristianos y a las personas de buena voluntad

El Arzobispado de la Santísima Asunción apoya el proyecto de ley Anita, con el que todo paraguayo expresará su voluntad de disponer de unos órganos, parte de sus restos mortales, requeridos por pacientes necesitados de un trasplante. Según la doctrina de la Iglesia, no encontramos objeción alguna para llevar a cabo este gesto solidario de donación en vida, a fin de que otras personas mejoren o salven su vida.

Es conocida por todos la solidaridad del pueblo paraguayo en los momentos difíciles, y éste tiempo no es la excepción. En vista de esto, hacemos este llamado a apoyar la modificación de la ley N° 1.264/98 de trasplantes de órganos y tejidos anatómicos humanos, que hará patente la mencionada solidaridad. Esta ley permitirá que los médicos, en caso de negativa o imposibilidad de manifestar una objeción de conciencia, pongan a disposición de terceros ciertos órganos.

Para iluminarnos en esta cuestión, exponemos lo que el Papa Emérito Benedicto XVI decía sobre este tema: “La donación de órganos es una forma peculiar de testimonio de la caridad. En un tiempo como el nuestro, con frecuencia marcado por diferentes formas de egoísmo, es cada vez más urgente comprender cuán determinante es para una correcta concepción de la vida entrar en la lógica de la gratuidad. En efecto, existe una responsabilidad del amor y de la caridad que compromete a hacer de la propia vida un don para los demás, si se quiere verdaderamente la propia realización. Como nos enseñó el Señor Jesús, sólo quien da su vida podrá salvarla (cf. Lc 9, 24).” [1]

El Papa Benedicto tiene en cuenta lo que la doctrina de la Iglesia afirma en esta cuestión, tal como lo leemos en el numeral 476 del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica: “El trasplante de órganos es moralmente aceptable con el consentimiento del donante y sin riesgos excesivos para él. Para el noble acto de la donación de órganos después de la muerte, hay que contar con la plena certeza de la muerte real del donante”.

Por todo esto, pedimos a la ciudadanía paraguaya y al Congreso de la Nación, apoyar este proyecto de ley. Así también, llamamos a la ciudadanía a informarse, a formar la conciencia y a expresar efectivamente su buena voluntad. Finalmente, dejamos constancia que cualquier manejo incorrecto de este acto, ya sea el tráfico de órganos o el descuido al digno trato del cuerpo humano, es contario a la humanización y dignificación de las personas y las familias.

[1] DISCURSO DEL PAPA BENEDICTO XVI A LOS PARTICIPANTES EN UN CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE LA DONACIÓN DE ÓRGANOS ORGANIZADO POR LA ACADEMIA PONTIFICIA PARA LA VIDA. Sala Clementina, 7 /11/2008.