Evangelio de hoy

Lunes de la 4° Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 10, 1-10

“Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará”

Jesús dijo a los fariseos: “Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por nombre y las hace salir. Cuando ha sacado a todas las suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz”. Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en abundancia.

Meditación

Jesús es nuestro Buen Pastor Resucitado. Quienes escuchan a Jesús conocían cómo los pastores llevan a las ovejas a pastar al campo, las llama al atardecer para llevarlas al redil, adonde entran por la puerta para estar seguras. Este relato no inicia hablando directamente del buen Pastor, sino describe las acciones del falso pastor, siendo un ladrón y asaltante, pues no entra por la puerta, sino que trepa por otro lado y llevan al pueblo a experiencias de opresión, desesperación y destrucción (cf. Ez 34,15-16; 37,24; Miq 2,12-13).

En el Antiguo Testamento, Dios se presenta como el pastor del pueblo de Israel (cf. Is 40,11; Jer 31,10; Sal 23,1-6), que reemplazará a los malos pastores que se apacientan (se dan de comer) a sí mismos olvidándose del rebaño. Sin embargo, el verdadero Pastor es distinto, y las ovejas responden obedeciendo: Entra por la puerta; el portero le abre; llama a cada una por su nombre; las ovejas escuchan su voz; las hace salir; camina delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz.

Jesús es la puerta por donde deben pasar todas las ovejas para encontrar el alimento de la vida, la salvación. Hagamos pasar toda nuestra vida por Jesús para que la misma tenga un valor y sabor de plenitud, de eternidad. Todo debe pasar por Jesús: Un matrimonio para ser santo y para que sus hijos reciban la Gracia de Dios, los trabajadores para hacer el bien, la amistad, la diversión, la comida, el descanso, el tiempo libre, los proyectos, los emprendimientos, para llegar a ser un medio de unión con el Padre.

Gracias Señor por llamarnos y elegirnos de en medio de tantos, aunque no lo merezcamos ayudándonos a responderte con nuestro sí para siempre. Hoy dices ánimo a los matrimonios, a los sacerdotes y personas de vida consagrada, aunque parezca imposible, expresándonos: “No tengas miedo, ¡yo estoy contigo!” Y aunque el cansancio nos supere o el miedo amenacen con hundirnos, nos pasas la mano impulsándonos para seguir viviendo nuestra vocación con alegría y entusiasmo. Por eso Señor te alabamos como la Bienaventurada Virgen María, quien agradecida porque le dirigiste tu mirada, superó sus miedos y turbaciones, abrazó con valentía la llamada e hizo de su vida un eterno canto de alabanza para Ti, Único Bien nuestro. Amén.