El 30 de abril celebramos el día del maestro en nuestro país. Es una ocasión oportuna para saludarles y expresarles nuestro reconocimiento y gratitud por su delicada y valiosa misión de preparar a las futuras generaciones. Desde la primera infancia hasta la edad adulta, siempre hay una maestra, un maestro, profesores, docentes, educadores, que ejercen la noble misión de colaborar para que niños, adolescentes, jóvenes y adultos tengan oportunidades de aprendizajes significativos para su desempeño en la vida. La educación está en la base de lo que cada uno de nosotros es hoy en los ámbitos en los que nos desenvolvemos personal y profesionalmente. Lo que somos ha sido fruto del aporte silencioso, pero calificado y eficiente, de nuestros maestros y docentes en todas las etapas de nuestra formación.

“La educación es un acto de amor que ilumina el camino… El educador es un testimonio que no imparte sus conocimientos intelectuales, sino sus convicciones, su compromiso de vida. Uno que sabe manejar bien los tres lenguajes: el de la cabeza, el del corazón y el de las manos, armonizados. Y de ahí la alegría de comunicar.” (Francisco).

Todos sabemos el valor de las maestras y los maestros. Todos tenemos en nuestra memoria y en nuestro corazón nombres y rostros que nos han marcado profundamente. Dice un hermoso pensamiento: el maestro deja una huella para la eternidad; nunca puedes saber cuándo se detiene su influencia…uno recuerda con aprecio a sus maestros brillantes, pero con gratitud a aquellos que han tocado nuestros sentimientos.

Gratitud a las maestras y los maestros del Paraguay en este día especial. Acompañamos sus anhelos y su lucha para que esa gratitud se traduzca en mejores condiciones laborales y profesionales que les permita una vida digna y plena, valorizando así su misión al servicio a la sociedad.

Que Jesús, el Maestro, les bendiga.
Asunción, 30 de abril de 2024.

+ Adalberto Cardenal Martínez Flores
Arzobispo Metropolitano de Asunción