Evangelio de hoy

VIERNES DE LA SEMANA 10ª DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio según San Mateo 5, 27-32  

“No cometerás adulterio”

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. También se dijo: “El que se divorcia de su mujer debe darle una declaración de divorcio”. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido comete adulterio. Palabra del Señor.

Meditación

     Inteligencia y voluntad responsable. Todos queremos y podemos ser inteligentes, dependiendo del conocimiento de Dios, de la verdad, de querer ser felices. En todas partes, las escuelas y colegios, la universidad, empresas y gobernaciones, evalúan por capacidades, habilidades, procesos y resultados. Pero faltarían muchas cosas, como ser los medios, capacidades reales y resultados imprevistos. Más aún, ¿qué hay en el corazón?: pensamientos, sentimientos y afectos; desear y querer; tomar decisiones.

7 anhelos Gregory Poscakt

Sobre la interpretación de la Biblia, escribía S. Agustín: “Porqué aquello de No adulterarás, No matarás, No codiciarás y si algún otro mandamiento hay—lo cual ciertamente fue escrito en aquellas tablas— en esta palabra —dice— se recapitula, es a saber: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. Plenitud, pues, de la ley es la caridad”. Es decir, a falta de caridad resulta codicia, adulterio y homicidio. “Esta (ley) no ha sido escrita en tablas de piedra, sino derramada en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. La ley, pues, de Dios es la caridad. A la cuál no se somete la astucia de la carne, como que ni siquiera puede”. Es decir, “se manifestó la ley de la fe y el Espíritu Santo, que vivifica al que la ama” (Sobre el espíritu y la letra: la ley nueva de Dios).

 

¡Tu rostro buscaré, Señor!

Escúchame, Señor, que te llamo;

ten piedad, respóndeme.

Oigo en mi corazón:

“Busquen mi rostro”