Evangelio de hoy

JUEVES DE LA SEMANA 14ª DEL TIEMPO ORDINARIO

SAN BENITO ABAD

Evangelio según San Mateo 10, 7-15 

“Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente”

Jesús envió a sus doce apóstoles, diciéndoles: “Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad”. Palabra del Señor.

Meditación

     Oración de liberación y mensajeros de la paz. Jesús y el Espíritu Santo son enviados, y “leyendo las Escrituras queda por demás claro que la propuesta del Evangelio no es sólo la de una relación personal con Dios. Nuestra respuesta de amor tampoco debería entenderse como una mera suma de pequeños gestos personales dirigidos a algunos individuos necesitados, lo cual podría constituir una “caridad a la carta”, una serie de acciones tendientes sólo a tranquilizar la propia conciencia (Papa Francisco, EG 180). La propuesta del Reino de Dios trata de amar a Dios que reina en el mundo.

     Así pues, San Benito enseñaba a no anteponer nada a Cristo: “Cuando emprendas cualquier obra buena, ante todo pide a Dios con oración muy fervorosa que él la perfeccione, para que Aquel que se ha dignado ya contarnos en el número de sus hijos, jamás deba contristarse por nuestras malas acciones” (Prólogo, 4) “¿Y qué dice también? Vengan, hijos, escúchenme, les enseñaré el temor del Señor. Caminen mientras tienen la luz de la vida, para que no los sorprendan las tinieblas de la muerte”.

     Se refería al deseo del corazón, que ha de corresponderse con el corazón de Jesús: “así como hay un celo de amargura, malo, que separa de Dios y conduce al infierno, así también hay un celo bueno, que aparta de los vicios y conduce a Dios y a la vida eterna”. Tal sería la síntesis del ora et lavora, considerando a los demás como superiores a uno mismo (ver Flp 2, 3-4).

¡Bendigo al Señor en todo momento!

Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.