Evangelio de hoy
MARTES DE LA VII SEMANA DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO
Evangelio según San Marcos 9, 30-37
«El que quiere ser el primero debe hacerse el último de todos y el servidor de todos»
Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará”. Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: “¿De qué hablaban en el camino?”. Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: “El que quiere ser el primero debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”. Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: “El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe no es a mí al que recibe sino a Aquel que me ha enviado”. Palabra del Señor.
Meditación
Comprensión y solidaridad, signos de esperanza. Escuchar a Dios con atención, recibir su Palabra y ponerla en práctica son consignas que sostienen la vida del pueblo de Dios. San Juan Crisóstomo no ignora la mala voluntad, los prejuicios y temores entre la gente: “A pesar de haber escuchado la voz del Padre en las nubes y de milagros y de la resurrección, los discípulos no pudieron soportar el anuncio de la pasión” (Sobre el Ev. Mt. 28,1).
El decaimiento, la mala voluntad, el aislamiento, la envidia llevaron a Caín a matar a su hermano. En el s. II algunos se apartaron de la comunión de la Iglesia, autodenominándose cainitas, con el pretexto de enseñar cosas secretas del Antiguo y Nuevo Testamento, y de conocer lo que Jesús dijo a sus apóstoles.
En una sociedad plural, disgregada y atomizada, se ha de valorar la comunión en el Pueblo de Dios, la relación entre la Iglesia local y la Universal, la unidad en la diversidad. En realidad, la pasión se revive, sufren los pobres, las familias y las personas, Él mismo sufre. Se ha de “trabajar el recto ordenamiento y la asignación de responsabilidades, corregir ciertos desequilibrios; hablar sobre Dios y el discernimiento para servir al bien común: los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos” (cfr. J. Ratzinger, Confrencias 1999).
¡El Señor bendice a su pueblo con la paz!
Hijos de Dios, aclamen al Señor,
aclamen la gloria del nombre del Señor,
póstrense ante el Señor en el atrio sagrado. R/.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
la voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R/.
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