Evangelio de hoy

Viernes de la 2ª Semana de Adviento

Evangelio según San Mateo 11, 16-19

 “¿Con quién puedo comparar a esta generación?”

Jesús dijo a la multitud: ¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos muchachos que, sentados en la plaza, gritan a los otros: “¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!”. Porque llegó Juan el Bautista, que no come ni bebe, y ustedes dicen: “¡Está endemoniado!”. Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Pero la Sabiduría ha quedado justificada por sus obras. Palabra del Señor.

Meditación

Esta parábola para entenderla debemos referirnos a los niños, quienes entre ellos frecuentemente no se ponen de acuerdo en sus juegos, porque algunos quieren jugar a una cosa y otros, a otra. Muestra el capricho y la terquedad de los niños en sus juegos, diciendo que así es esta generación, utilizando esa expresión en forma peyorativa, de reprensión infructuosa e inútil (cf. Mt 12,39-42; Mc 8,12-38); mala y adúltera, por ser infiel a la Palabra de Dios y a lo que exige para la práctica. Lo que Jesús refiere es al pueblo judío que le ha negado la fe, particularmente a los dirigentes del pueblo y especialistas de la Ley, quienes tienen encima esa responsabilidad; unos quieren y otros no quieren jugar.

La vida de Juan Bautista era austera y de rigurosa penitencia, alimentándose de langostas y miel silvestre, lo que tendría que haber movido a los oyentes a acoger agradablemente sus enseñanzas, pero condenaban esa vida de asceta atribuyéndola por los fariseos al demonio o a la locura. Jesús con su vida ordinaria, se ganó la simpatía de la gente, de publicanos y pecadores, a quienes no evadía, porque Él vino para buscar y salvar lo que estaba perdido; y le dicen que es un borracho y comilón.

Jesús está aludiendo al Precursor y al Hijo del hombre para sacar a luz el capricho de aquel pueblo. ¿Cuál es el sentido de la parábola? Que los judíos siempre rechazan la Palabra de Dios, en cualquier forma que se les propuso. Por tanto, su comportamiento no es como el de los héroes, sino como el de los niños caprichosos. Se sientan cómodamente en una religión desfigurada por ellos mismos, terminando siendo inauténtica, sintiéndose cómodos practicando minucias, y descuidaban lo fundamental de la Ley: la justicia y la misericordia, desde una fe auténtica y encarnada. Sentados en la plaza criticaban la actitud de todos los enviados de Dios, por no ser del mismo camino y planes.

Perdón Señor porque muchas veces también nosotros obramos caprichosamente, queriendo siempre que se cumpla con nuestros gustos y no con Tu voluntad. Ayúdanos a no querer mandonear, sentados y encerrados en nuestros propios criterios humanos, sino en ser dóciles acogiendo tu Palabra llena de vida y sabiduría. Gracias por compartir con nosotros, pecadores y frágiles en este mundo, trayéndonos el plan de salvación a través de gestos y palabras de misericordia. Amén.