Desde la Pastoral de la vida recibimos la noticia más triste que se pueda recibir, la sentencia sobre la Vida de los más inocentes en el querido país hermano y vecino, Argentina.

Las personas que tendrían que ser custodios de lo más sagrado, decretando oficialmente, como en tiempos antiguos un genocidio. Los más indefensos serán víctimas oficiales de sus propias madres, solventadas por el pueblo, avaladas por las leyes y el Estado.  Desde este momento ya nada peor podemos esperar, si lo más sagrado que es el Don de la Vida ya no tiene valor para muchos, realmente se ha perdido lo esencial.

Si el hombre toma el lugar de Dios decidiendo quien vive y quien muere, convirtiéndose en verdugo implacable de su hermano, del indefenso, del que no tiene voz, del que no puede defenderse. ¿Qué más se puede esperar?

Como cristianos creemos en la insondable misericordia divina de Jesús, en la omnipotencia de Dios Todopoderoso, pedimos confiados a María Santísima y a su amadísimo y castísimo esposo San José, fieles custodios de “La Vida”, que sigan protegiendo cada vida indefensa en el vientre de su madre y cada familia como siempre lo han hecho.

Con mucho dolor, sin negarlo, pero con fe en que toda oración es escuchada, nos comprometemos a no bajar los brazos y de rodillas seguir suplicando al Dios de Amor que Argentina pueda volver atrás tan terrible decisión y que, al Paraguay, JAMAS LLEGUE SEMEJANTE PERVERSIDAD y lucharemos con el arma eficaz que María Santísima nos regaló: “El Santo Rosario”, confiados en su mensaje dado en La Cova de Iría, en Fátima, Portugal: “Mi Inmaculado corazón triunfará”.

 

Asunción, 14 de junio de 2018.

          María Luisa Torres de Gill

Secretaria Ejecutiva

Pastoral de Vida Arquidiocesana