Evangelio de hoy
LUNES DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA
Evangelio según San Juan 10, 11-18
“Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas”
Jesús dijo a los fariseos: “Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a cada una por nombre y las hace salir. Cuando ha sacado a todas las suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz”. Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en abundancia. Palabra del Señor.
Meditación
Yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en abundancia. En este tiempo pascual, verificamos la fidelidad de nuestro Buen pastor. Él es bueno, hermoso, firme custodio, justo, dadas las características de las ovejas. Las cualidades o atributos del pastor corresponden a las condiciones de las personas que necesitan de bondad, misericordia, y seguridad. Éstas pueden entrar y salir en ese espacio de comunión y misión, de amor mutuo y compasión, ya que crecen en libertad responsable, solidaridad y, sobre todo, salen juntos a la misión del día a día y de los ambientes diversos.
La disponibilidad y compasión, la cercanía y solidaridad se orienta a la gente golpeada y herida, robada y explotada, que causan temor, sospechas, lamentos y sufrimientos. Así, los nativos indígenas, los niños en las calles y los jóvenes desorientados como también gente enferma y encarcelada.
La imagen de la puerta representa la mediación, la oportunidad, el perdón y la firmeza que ofrece Cristo a las gentes, ante situaciones de perturbación, desorientación y extravíos. Así, los valores evangélicos sustentarán un futuro esperanzado con el aporte de cada persona movida por el Señor Jesús, hasta la plenitud de la Vida en Jesucristo. A Él sea la honra y la gloria.
Mi alma tiene sed de ti, Dios mio.
Cómo busca la sierva corrientes de agua,
así mi alma te busca ti, Dios mío;
mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?
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