Evangelio de hoy

MARTES DE LA TERCERA SEMANA DE PASCUA

Evangelio según San Juan 6, 30-35

“Yo soy el pan de Vida”

La gente preguntó a Jesús: “¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: ‘Les dio de comer el pan bajado del cielo’”. Jesús respondió: “Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo”. Ellos le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”. Jesús les respondió: “Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed”. Palabra del Señor.

Meditación

Jesús prometió: “estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos” (Mt 28,20). Jesús está presente a través de su Palabra y de manera mucho más excelsa todavía, en la Eucaristía. Dijo: “Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, el que crea en mí no tendrá nunca sed” (Jn 6,35): invitando a que nos alimentemos de Él, pues Él es el Pan de Vida, presente en la Eucaristía, Jesús Vivo. ¿Habla de manera simbólica? No. Pues dijo “Yo soy la puerta”, sin ser una puerta; dijo “Yo soy la vid”, sin ser una vid; dijo “Yo soy el pan de vida”, sin ser un pan. Entonces, no es simbólica su presencia, sino real; es un signo que nos manifiesta su amor presente, vivo y real entre nosotros. Si fuera sólo simbólica su afirmación, ¿por qué llegó a decir “mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida” (Jn 6,55)?

San Pablo mismo había dicho: “La copa de bendición, ¿acaso no la bendecimos para entrar en comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿acaso no lo hacemos para entrar en comunión con el cuerpo de Cristo?” (1 Cor 10,16). Y si los mismos apóstoles con la primitiva comunidad eran testigos de la Última Cena, ¿permitirían que Pablo estuviere enseñando algo que no había pasado? Sabemos que no. ¿Por qué los primeros cristianos acusaban a los docetas, quienes afirmaban que el Cuerpo de Cristo no era sino una mera apariencia, por no creer en la Presencia real de Cristo en la Eucaristía? Eso mismo nos dice una gran verdad. Y si fuera simbólica, ¿qué pasa con la Resurrección y la vida eterna, son también simbólicas? Por tanto, estos argumentos nos dicen que Jesús resucitó toda su Persona y está presente en y entre nosotros hasta el fin de los tiempos.

Perdón Señor porque muchas veces no nos preparamos adecuadamente para recibirte en la Sagrada Comunión y porque no nos vamos los domingos a Misa (Eucaristía). Ayúdanos a creer en tu Presencia real y permanente, Cuerpo, Alma y Divinidad en la Eucaristía. Gracias por donarte todo en el Pan de Vida, en la Eucaristía para nosotros, por hacerte tan sencillo y pequeño, sobre todo, accesible para nosotros y por ayudarnos a ser “hostias vivas” a través de gestos concretos de solidaridad. Amén.