Evangelio de hoy
MARTES DE LA SEMANA 34ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según San Lucas 21, 5-9
“Tengan cuidado, no se dejen engañar”
Algunos, hablando del templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas. Entonces Jesús dijo: “De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”. Ellos le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?”. Jesús respondió: “Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi nombre, diciendo: ‘Soy yo’, y también: ‘El tiempo está cerca’. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin”. Palabra del Señor.
Meditación
Los cristianos debemos tener en cuenta que Jesús está advirtiendo a sus discípulos sobre su regreso, la Parusía o Segunda venida para juzgar al ser humano y todo el mundo; segundo, que lo referente a lo humano (el templo, las expresiones religiosas) llegará a terminar; tercero, que las guerras, catástrofes se reciben a consecuencia de la condición humana, es decir, no se deben tomar como presagios del fin inmediato, sabemos que incluso nosotros volveremos a ser polvo (pero también tenemos en cuenta que tenemos una dimensión que trasciende lo temporal); cuarto, es un llamado urgente a la conversión, invitando al ser humano a cambiar su vida; quinto, no hacer caso a los falsos profetas, quienes miran siempre todo de manera catastrófica y de manera muy pesimista la vida, como si Dios siempre esté anunciando cosas malas y negativas a la humanidad.
A pesar de que estemos apoyados en Cristo, se nos pide actitud de permanente discernimiento, porque muchos dirán “yo soy” o que el momento ya llega. Habrá guerra, odio en la misma familia, entre hermanos y hasta llegarían las confusiones para que la gente se desvíe de su camino hacia el Señor. No quedarse en esas cosas, porque en nuestro tiempo sostenemos una batalla decisiva entrando en una aparente agonía del tiempo. Pero Jesús nos dice para que estemos tranquilos, porque no existe nada definitivamente decisivo, sino sólo Cristo es lo absolutamente decisivo de nuestra vida (cf. Lc 21,8-9).
Por tanto, ese ejercicio permanente de discernimiento nos hará ubicar siempre en comunión con Dios y con su Iglesia, sin apartarnos ni del Magisterio ordinario ni extraordinario, sin apartarnos de la Palabra de Dios y de los sacramentos o de la vida comunitaria, sin apartarnos de seguir misionando con amor con obras concretas de misericordia hacia los más necesitados de este mundo.
Perdón Señor porque muchas veces caemos en seguir viviendo una vida light, sin compromiso en concretar la voluntad de Dios, y también en ver todo negativo y catastrófico siguiendo profecías que nos llevan por caminos sectarios e individualistas. Ayúdanos a no estar apegados a nada ni a nadie, y a vivir nuestra conversión permanente enfocándonos en compartir tu amor. Gracias por advertirnos sobre tantos peligros y tentaciones que nos arriesgan a llevarnos por otro camino y a confundirnos en seguir nuestra vida de fidelidad a Ti y a tu Palabra. Amén.
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