Evangelio de hoy
MIÉRCOLES DE LA SEXTA SEMANA DE PASCUA
Evangelio según San Juan 16, 12-15
“Todo lo que es del Padre es mío”
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: “Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes”. Palabra del Señor.
Meditación
¿Fue incompleta la enseñanza que dio Jesús a sus discípulos durante su estadía terrena? La respuesta parece que es afirmativa, aunque no es tan sencillo decirlo. El evangelista nos dijo que algunos acontecimientos de la vida de Jesús no entendieron los discípulos en su momento, sino luego de la Resurrección (ejemplos: la purificación del templo, Jn 2,22; la profecía citada sobre la entrada solemne a Jerusalén, Jn 12,16). En estos ejemplos citados no comprenden, pues cuando hay predicciones futuras difícil comprenderlas sino hasta que sucedan.
Cuando se refiere a “toda la Verdad” o la “Verdad completa”, no se debe entender cuantitativamente, es decir, en relación a un número de verdades que Jesús no llegó a enseñarlas y que el Espíritu Santo las daría a conocer. Sino cualitativamente, es decir, en relación a una comprensión en profundidad: penetrar en el misterio de la persona de Cristo y de su obra, en el sentido universal de su misión salvadora y de su muerte. Más adelante, a la luz de la Resurrección, del Espíritu y de la vida de la Iglesia, se iría aclarando gradualmente.
No habla de nuevas verdades, sino de un conocimiento más profundo, siempre creciente sobre lo que dijo e hizo; sin contradecir al decirles amigos por comunicarles lo que oyó a su Padre (cf. Jn 15,14-15), sino que lo complementa. El Espíritu glorifica a Jesús auxiliando a los discípulos a comprender, en el aquí y ahora de la historia, que la humillación de Cristo, su muerte en la cruz, fue el principio de la exaltación o elevación hacia el Padre: “Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre tiene que ser levantado, para que todo el que crea en él tenga vida eterna” (Jn 3,14-15), cumpliéndose en “mirarán al que traspasaron (Jn 19,37).
Perdón Señor porque muchas veces creemos cosas que se nos dicen como nuevas verdades, provenientes de supuestos profetas de Dios, con el riesgo de que sean falsos profetas y falsas profecías. Ayúdanos a seguir creciendo en la comprensión de la Verdad, ya dada en su totalidad, pero aún sin poderla saborear en su profundidad por nuestra limitación. Gracias por el envío del Espíritu Santo, quien nos sigue enseñando y dando la parresía (valentía) para llevarte a quien sea, donde sea y cuando sea, a tu modo, renovando todo lo que encuentres. Amén.
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