Evangelio de hoy
SÁBADO DE LA SEMANA 31ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán
Evangelio según San Juan 2, 13-22
“Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar”
Se acercaba la Pascua de los judíos. Jesús subió a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas sentados delante de sus mesas. Hizo un látigo de cuerdas y los echó a todos del templo, junto con sus ovejas y sus bueyes; desparramó las monedas de los cambistas, derribó sus mesas y dijo a los vendedores de palomas: “Saquen esto de aquí y no hagan de la casa de mi Padre una casa de comercio”. Y sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura: “El celo por tu casa me consumirá”. Entonces los judíos le preguntaron: “¿Qué signo nos das para obrar así?”. Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo volveré a levantar”. Los judíos le dijeron: “Han sido necesarios cuarenta y seis años para construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”. Pero él se refería al templo de su cuerpo. Por eso, cuando Jesús resucitó, sus discípulos recordaron que él había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que había pronunciado. Palabra del Señor.
Meditación
Interpretamos así: a) “No conviertan la casa de mi Padre en un comercio”, alude al profeta Zacarías (cf. Zac 14,21), es decir, Jesús se presenta como quien cumple este oráculo profético. Su gesto purificador del tiempo proclama la presencia del “día del Señor”, que dicho profeta anunció; Jesús es el Hijo que viene en el día del Señor a la casa de su Padre. b) “El celo por tu Casa me consumirá” (cf. Sal 69,9), en donde el orante es el justo que sufre en el Antiguo Testamento. Jesús purifica el Templo a costa de su propia vida, es decir, la misma devoción y piedad hacia el templo se volvió contra él; así Jesús cumple la Escritura. c) El reto lanzado a Jesús por sus enemigos y en la controversia posterior. Si se decía una palabra sacrílega contra el templo se consideraba una ofensa grave, que se podía castigar con la muerte; los enemigos entendieron en este sentido la acción de Jesús, por eso le piden explicación.
Es fascinante la presentación del reemplazamiento, el sistema ritual, sacrificial, de alabanza, que en el judaísmo se centraba en el templo de Jerusalén, ahora pasa a otro centro de interés: a Jesús. Porque Jesús es el verdadero templo de Dios, en donde se produce el verdadero encuentro entre Dios y el hombre en cualquier experiencia de vida. La Encarnación del Hijo de Dios, nos ayuda a participar al mismo tiempo de lo humano y de lo divino. Dios nos hace partes del gran misterio de salvación.
En conclusión, a los judíos se los presenta por primera vez como quienes malinterpretan las palabras de Jesús y resaltan por su incredulidad. El edificio material con los sacrificios de animales, deberá dar paso a Jesús, el verdadero Cordero de Dios, quien en la Pasión y la Muerte entregará su vida, y Él mismo será el gran sacrificio para siempre, para luego en la Resurrección entender el sentido de lo anunciado.
Perdón Señor porque muchas veces no comprendemos que lo más importante es tu Cuerpo, de quien todos somos partes. Ayúdanos a valorar el templo edilicio, pero a comprender, valorar, celebrar y testimoniar tu Cuerpo vivo presente en medio del mundo, como lugar en donde el mismo Dios es alabado y glorificado. Gracias por mostrarnos que eres celoso por lo sagrado indicándonos que así debemos obrar cada uno por saborear permanentemente los misterios de salvación. Amén.
Fiesta de la Dedicación de la Basílica de san Juan de Letrán
La Basílica de san Juan de Letrán es también llamada Basílica Constantiniana o Basílica del Salvador. La ´Madre y Cabeza de todas las iglesias de la ciudad y del mundo’ significa para los cristianos un signo de unidad, es el testimonio de nuestro ser Iglesia, cuerpo místico de Cristo. La primera basílica de la cristiandad se edificó sobre un palacio que cedió Constantino a la Iglesia, en manos del papa san Silvestre y fue consagrada en el año 324. Aunque el obsequio de unos terrenos del emperador Constantino ya se había dado en el año 314 al papa Melquíades. Este monumental edificio ha sido dedicado al Santísimo Salvador, a san Juan Bautista y a san Juan Evangelista. Es propiamente la catedral del Obispo de Roma”, el papa. Constantino había cedido una casa que había pertenecido a una familia de Letrán, de ahí que la Iglesia edificada ahí es conocida como lateranense. Es considerada la Iglesia Madre, donde se han celebrado varios concilios, llamados “concilios lateranenses”, propiamente en los años 1123, 1139, 1179, 1215 y 1512 (cf. La Liturgia Cotidiana, 09/11/2024, pág. 41).
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