Evangelio de hoy

Sábado de la 18ª Semana del Tiempo Durante el Año

La Transfiguración del Señor

“Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo”

Evangelio según San Lucas  9, 28B-36

Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén. Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Él no sabía lo que decía. Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor. Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: “Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo”. Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo. Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto. Palabra del Señor.

Meditación

Cuando el Padre dijo a los tres apóstoles: “Éste es mi Hijo amado, escúchenlo”, Jesús estaba entre Moisés y Elías, signos de “la Ley” y “los Profetas”, los dos pilares del judaísmo. Así, Jesús es el Profeta por excelencia, el último en la historia de la salvación, pues en él se realizan todas las profecías del Antiguo Testamento y su mensaje se orienta al final de los tiempos, donde toda la creación dará gloria al Señor. También Él lleva a su plenitud la Ley del Antiguo Testamento, eliminando las cargas de ésta y pide la Ley del amor, que se puede cumplir gracias al mismo amor de Dios. Era necesario que tengan esa hermosa experiencia de la Transfiguración, porque luego tienen que descender del monte y entrar a Jerusalén donde el Maestro será condenado a muerte, pasando por la Pasión. Todos necesitamos tener la experiencia de la Transfiguración, subir al monte y gozar del Encuentro con el Señor para lograr tener una hermosa experiencia de Dios y con mucha fe y esperanza afrontar los problemas de cada día.

Cuántas veces seguramente hemos disfrutado de la intimidad con el Señor, gozando de su ternura, de su mirada, abrazos, de toda su misericordia. Experiencias llenas de misterio que Dios nos regala en algún momento que no siempre sucede en nuestra vida cotidiana. Ocurre también que nuestras dudas, estando en la oscuridad por poca fe, nos cueste saborear del misterio de su Presencia radiante, llena de Luz. Lo que Jesús nos quiere enseñar es sobre lo que nos espera al final del camino, luego de enfrentar y pasar el dolor, el sufrimiento de la cruz de cada día para que nos dirijamos hacia la gloria de la Resurrección. Escuchemos a Jesús, obedezcamos la Palabra de Dios.

Perdón Señor porque muchas veces nos cuesta escuchar y llevar a la práctica Tu Palabra, a pesar de saber que nos muestras ya Tu Gloria antes de enfrentar los dolores y sufrimientos de la vida. Ayúdanos a creer en Ti Jesús, verdadero Hombre y verdadero Dios a la vez, quien al ser la Luz iluminas nuestras tinieblas con tu Persona y tu Mensaje, animándonos a gozar ya de la patria celestial, aunque todavía no en su plenitud. Gracias por venir a morar en y entre nosotros y llevar contigo para siempre la impronta humana estando en la Gloria. Amén.