Evangelio de hoy

VIERNES DE LA SEMANA 16° DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO

Evangelio según San Mateo 13, 18-23

“Escuchen lo que significa la parábola del sembrador”

Jesús dijo a sus discípulos: “Escuchen lo que significa la parábola del sembrador. Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino. El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe. El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto. Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno”. Palabra del Señor.

Meditación

Gestos, actitudes y vida. El amor de Cristo se realiza en la multiplicidad de modelos, épocas y modalidades, y su Espíritu Santo lo hace resplandecer hasta la plenitud de los tiempos. En realidad, más que mandamientos son 10 palabras las que compendian toda Palabra de Dios en la historia del pueblo de Dios.

     El Papa Francisco, en el Ángelus del Domingo, nos ha propuesto las Palabras de Jesús a fin que germine “la semilla en los corazones buenos”.  Sepamos discernir “la mala hierba de los ambientes”, antes que caigamos en la tentación de extirparla. San Jerónimo decía: “Hay gran diferencia entre aquel que es impelido a negar a Cristo por las tribulaciones y los castigos, y aquel que a la primera persecución se escandaliza y cae, que es de quien se habla aquí. Sigue: “la que fue sembrada entre espinas, etc.”. Me parece que dicen estas palabras, tomadas literalmente en relación a Adán: “comerás el pan entre espinas y abrojos” (Gn 17-19), y en sentido místico, a todos aquellos que se entregaron a los placeres del siglo y a los cuidados de este mundo, los cuales comerán el pan del cielo y la comida de la verdad en medio de espinas. Por eso dice el Señor que “es difícil a los ricos entrar en el reino de los cielos” (Mt 19) porque las riquezas sofocan la Palabra de Dios y disminuyen el vigor de la virtud”.

     En presencia del Señor, caminemos las sendas de verdad y justicia, y hagamos realidad la Palabra de Jesús que “cayó en tierra y murió” por nosotros.

 

¡Señor, tú tienes palabras de vida eterna!

La ley del Señor es perfecta

y es descanso del alma;

el precepto del Señor es fiel

e instruye al ignorante. R/