Evangelio de hoy

JUEVES DE LA SEMANA 16° DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO

Evangelio según San Mateo 13, 10-17 

“A quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia”

Los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: “¿Por qué le hablas a la multitud por medio de parábolas?”. Él les respondió: “A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: ‘Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán. Porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los sane’. Felices, en cambio, los ojos de ustedes, porque ven; felices sus oídos, porque oyen. Les aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron”. Palabra del Señor.

Meditación

     Hablemos de Dios después de hablar con Dios. Las parábolas y otras formas del lenguaje, los gestos y las acciones de Jesús son muy humanas. Es la condescendencia divina, de quien se abaja a nuestras vidas por amor. Por la imitación de Jesús, nosotros también podemos hablar con Dios, sin protocolos, ni muchos trámites, en verdad. Los niños lo pueden hacer, sin la complejidad de la vida humana. Cuidemos pues de no complicarnos la vida y, en cambio, sirvamos al Señor con santidad y justicia.

     En efecto, Dios se hizo cercano a nosotros dice san Pedro Crisólogo: “Desde que Dios ha visto que el mundo estaba trastornado por el temor, ha puesto en acto su amor para llamarlo de nuevo a sí, su gracia para invitarlo, su amor para abrazarlo… Más tarde, a través de sueños, Dios consuela a Jacob en su huida. Al regresar le desafía al combate y, durante la lucha, le estrecha entre sus brazos a fin de que ame al Padre de los combates, y ya no le tenga miedo. Después llama a Moisés y le habla con amor de Padre para invitarle a liberar a su pueblo” (Sermón 147, sobre Mt 13,16). Compartamos las bienaventuranzas de Jesús.

     La experiencia de la oración, sea en la forma de meditación o contemplación, es una gracia que se nos ofrece para dar testimonio. Oremos, sobre todo por los jóvenes que peregrinan al encuentro del Papa Francisco en la JMJ.

 

¡A Ti gloria y alabanza por los siglos!

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres. R/

Bendito tu santo nombre, santo y glorioso. R/

Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R/

Bendito eres sobre el trono de tu reino. R/

Bendito eres Tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos. R/

Bendito eres en la bóveda del cielo. R/