SAN ISIDRO LABRADOR

15 de mayo 2024

 

Felicitamos a todas las madres en su día. recordamos a todas las madres  a las vivas y también muy especialmente a las difuntas. También le tenemos presente a la Madre de todas las madres, Ñande Sy poraite asy. Ella nos cobija bajo su manto maternal, nos envuelve con ternura en su inmaculado corazón, a ella le confiamos a todas las madres, a sus hijos, a toda nuestras familias. A ella le confiamos el Paraguay celebrando las fiestas patrias.

 

Hoy 15 de mayo celebramos también la fiesta de San Isidro Labrador. San Isidro  (nacido en 1082 en Madrid) se levantaba muy de madrugada y nunca empezaba su día de trabajo sin haber asistido antes a la Santa Misa en la iglesia de Santa María de la Concepción, que era su parroquia. Isidro era especialmente devoto de la Eucaristía y de la Virgen. No fue una persona con muchos estudios. No conoció más paisajes que los campos que recorrió y la prodiga naturaleza que le rodeaba que le hablaba de Dios. Así se doctoró como persona íntegra, humana y espiritualmente. La paciencia, el tesón, la generosidad, la constancia, la esperanza, la belleza, todas las virtudes brotaban en su entorno tejidas de silencios, rotos únicamente por la inigualable sinfonía que le acompañaba: el murmullo del agua, el trinar de las aves o el susurro del viento. 

 

Todo era manifestación de Dios. Y la Virgen María Inmaculada, acunándole en su corazón. Su camino hacia la santidad lo hizo desde el anonimato y la sencillez, como un laico comprometido, el trabajo por delante, con el arado, pocero y agricultor, casado y enamorado de María Toribia (canonizada después, conocida como Maria de la Cabeza). Llevaba una vida colmada del amor a Dios, testimoniada por la honestidad en cada uno de sus actos: responsabilidad en el hogar y en el trabajo, abnegación con todos. Muy generoso con los pobres y mendigos. Un sentimiento hondo de gratitud y paz en medio de la humilde tarea que llenaba muchas de sus horas: atar a los bueyes, cuidado de los animales, poda de ramas, o sea restos de plantas después de la cosecha, para luego la siembra y la cosecha. (Isabel Orellana Vildres) 

 

Lo que ganaba como jornalero, Isidro lo distribuía en tres partes: una para el templo, otra para los pobres y otra para su familia, porque además de la oración y y el fervor por la Virgen, Isidro se consagró a los pobres, con la ayuda de su esposa, que compartía con él su amor por los más necesitados. La gran fe de San Isidro hacía  que se multiplicaron los panes para dar de comer a los hambrientos, como la famosa olla de San Isidro.

 

Isidro posiblemente fue el creador inventor de las ollas populares. Se cuenta que cada año nuestro amigo Isidro organizaba una gran comida popular donde eran invitados los más pobres y marginados de Madrid. Sin embargo, en una ocasión el número de de presentes superó lo previsto y la comida que habían preparado no llegaba ni a la mitad de los invitados. Isidro metió el puchero en la olla y la comida se multiplicó “milagrosamente”, hubo para todos y más.

 

San Pablo insiste en que la eucaristía sin caridad es una contradicción (cf. 1 Co 11,17-22.27-34). Hoy, en la mesa eucarística, nos comprometemos a edificar una sociedad más equitativa y fraterna donde el amor supera el afán de poder, la justicia supera el afán de tener y la alegría de compartir supera el afán de acaparar egoístamente. 

 

Pero la realidad nuestra en Paraguay es que mientras pocos acaparan y acumulan mucho, muchos, hermanas y hermanos necesitados apenas se conforman con nada. Hoy recordando y rindiendo homenaje a las madres en su día. Ella es cabeza de familia en muchos casos, abuelas, bisabuelas, tías, madre solteras, viudas, niñas madres, se encargan se sus familias con las mesas y fiambreras desiertas,  estómagos clamando nutrición integral, o al menos unas migajas, se enfrentan con la escasez que presiona y aprieta el estómago, porque los recursos no alcanzan.

 

La pobreza en Paraguay tiene rostro de mujer. El 34% de los hogares paraguayos está dirigido por una madre. En las zonas rurales, la desigualdad se acentúa, y las mujeres enfrentan la falta de oportunidades laborales. La feminización de la pobreza es una realidad que no podemos negar. La pobreza en Paraguay tiene rostro de mujer.

 

En las sombras de la noche, el feminicidio acecha. Siete mujeres han sido víctimas hasta marzo de este año 2024, dejando al menos 18 huérfanos, Sus nombres quedan grabados en la memoria colectiva, y sus historias claman justicia. La lucha contra la violencia de género es urgente, y las madres, con sus lágrimas y sus fuerzas, se alzan como guardianas de un futuro más justo.

 

El Paraguay fue construido con las laboriosas manos incansables de las mujeres y madres que tantas veces construyeron y reconstruyeron el tejido social de la patria e hicieron y hacen frente a las injusticias que sufre nuestro pueblo. (Cfr. UNA) La guerra Grande contra la Triple Alianza (1865-1870) y la guerra del Chaco (1932-1935), fue una de las etapas más difíciles en nuestra historia independiente y fueron las pocas personas que quedaron, en su amplia mayoría mujeres, quienes edificaron un nuevo Paraguay postguerra, a pesar de tantas injusticias y atropellos cometidas en contra de ellas. Por esa razón el Papa Francisco considera a la mujer paraguaya como la más gloriosa de América. Hoy, nuestras madres caminan con nosotros en cada etapa de nuestras vidas  y construyen, desde su propio espacio de liderazgo, un peldaño más para que la Madre Patria Paraguay avance hacia un futuro más próspero para todas y todos, lejos de violencia y la discriminación contra ellas.

Hay mucho que construir y cadenas que romper en el país independiente que hoy celebramos sus 213 años. Para conquistar la verdadera independencia, de un país libre y soberano, mucho depende del esfuerzo colectivo, de las autoridades legítimamente constituidas y nosotros, para construir y reconstruir  el Estado Social de Derecho,  para mitigar el hambre, otras necesidades y dignificar la vida digna de hombres y mujeres, atendiendo a proveer de tierra, techo y trabajo,  justicia y  paz, de seguridad, educación y prevención. Construir una comunidad honesta, fraterna, solidaria.

Que San Isidro nos ayude a vivir las Palabras del Señor como el lo hizo: Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que desean y se realizará. (Jn. 15,7), Santa Maria Madre de Dios y Madre nuestra nos ayude a ser obedientes a las Palabras del Señor, y que bendiga muy especialmente a todas las madres en su día. 

 

  • Adalberto Caed. Martínez Flores-Arzobispo de Asuncion