El proceso del Cónclave que hemos vivido, había comenzado con la triste noticia de la muerte del Papa Francisco el 21 de abril. En las reuniones de las congregaciones de cardenales, habíamos expresado nuestras expectativas y deseos para el futuro de la Iglesia, en discernimientos profundos, en rogativas por un Papa que fortaleciera la fe, la esperanza, la unidad en un mundo e Iglesia llena de grandes desafios. La preparación fue intensa plenificada de oraciones, confiando en que Dios nos guiaría hacia la elección correcta.

Ayer, a las 17:40 de la tarde del día 8 de mayo 2025, hemos tenido la gran alegría de constatar que finalmente habíamos elegido al nuevo Papa. Los Cardenales, provenientes de diferentes países y culturas, representando la universalidad de la Iglesia, en oración comunitaria hemos puesto nuestra confianza en la fuerza del Espíritu Santo, en la fuerza de la fraternidad entre nos y en la ferviente oración del Pueblo de Dios.

Reunidos en el Cónclave en la Capilla Sixtina, celebramos después de las votaciones, emocionados la elección del Papa León XIV. Los votos fueron favorables para el Cardenal Robert Prevost. De pie y con aplausos prolongados fue la manifestación de nuestro gozoso homenaje al elegido Sucesor del Apóstol Pedro. Agradecidos por su sí, a la tarea y misión que el mismo Señor le encomienda: apacienta mis ovejas. (Jn. 21,15) Se disponía luego inmediatamente encenderse la chimenea del humo blanco para inciensar el cielo romano anunciando la gran noticia: Habemus papam. La noticia se dispersó urbi et orbi, con profundas emociones y conmovidas lágrimas en todo el mundo. Antes de que el Papa saliera en el balcón, se ha procedido a los saludos de rigor de los cardenales electores y no electores, como de los colaboradores más cercanos del Cónclave. Personalmente le expresé obediencia y regocijo al sucesor del Apóstol Pedro, el Papa Leon XIV. Le había transmitido en ese momento nuestras alegrías y asegurado nuestras oraciones por él, por su ministerio petrino, y especialmente del pueblo paraguayo que ama inmensamente al Papa. Le agradecimos por su sí para asumir el encargo de la misión a quien le estaríamos acompañando en comunión, obediencia y unidad ferviente a la Cátedra de Pedro.

La Iglesia tiene una misión importante y que el Sucesor de Pedro, León XIV, un hombre según el corazón de Cristo, Pastor sencillo y cercano a su pueblo, pondrá todo su empeño en que la alegría del Evangelio sea anunciada a todos, sin exclusiones, con su mensaje de paz y de comunión. La puerta abierta por el Papa Francisco del Jubileo Ordinario 2025, seguirán siempre abiertas para peregrinar en esperanza, en este año y en los años que vendrán.

Cardenal Adalberto Martínez Flores 

Arzobispo Metropolitano