Fue Juan Pablo II en 1997 quien proclamó a Santa Teresita del Niño Jesús
Doctora de la Iglesia. Ser Doctor de la Iglesia es un título otorgado a ciertos
santos en razón de su erudición, los escritos y enseñanzas dejados, y en
reconocimiento como grandes maestros de la fe para los fieles de todos los
tiempos. Teresita no pudo asistir a la universidad, ni realizar sus estudios
formales, se formó indudablemente en la academia de la savia del Espíritu
que la inspiraba. Pero supo vivir haciendo del caminito su opción preferencial
y dirección. El caminito para ella era el de caminar siempre en el amor. No
tengo otra forma de demostrarte mi amor que arrojando flores, es decir, no
dejando escapar ningún pequeño sacrificio, ni una sola mirada, ni una sola
palabra, aprovechando hasta las más pequeñas cosas y haciéndolas por
amor. El camino de hacerse como niños.

San Teresita del Niño Jesús canta a las flores: Jesús puso ante mis ojos el
libro de la naturaleza y comprendí que todas las flores que él ha creado son
hermosas, y que el esplendor de la rosa y la blancura del lirio no le quitan a
la humilde violeta su perfume ni a la margarita su encantadora sencillez.
Comprendí que si todas las flores quisieran ser rosas, la naturaleza perdería
su gala primaveral y los campos ya no se verían esmaltados de florecillas…

Eso mismo sucede en el mundo de las almas, que es el jardín de Jesús. El
ha querido crear grandes santos, que pueden compararse a los lirios y a las
rosas; pero ha creado también otros más pequeños, y éstos han de
conformarse con ser margaritas o violetas destinadas a recrear los ojos de
Dios cuando mira a sus pies. La perfección consiste en hacer su voluntad, en
ser lo que él quiere que seamos.

San Francisco también nos propone reconocer la naturaleza como un
espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura
y de su bondad: «A través de la grandeza y de la belleza de las criaturas, se
conoce al autor de la creación» (Sb 13,5), y «su eterna potencia y divinidad
se hacen visibles para la inteligencia a través de sus obras desde la creación
del mundo» (Rm 1,20).

Un joven, un árbol, una vida, fue el lema del gesto común del trienio de la
PJN en Paraguay del 2019. De esos árboles plantados muchos han crecido y
florecido, fructificado. En medio de tantos árboles talados, cortados,
quemados, la esperanza y el gesto de arborizar, de cuidar la casa común, la
tierra, el aire el agua, fue, es y seguirá siendo un gesto muy valioso. Y que
no sea solamente un gesto de una sola primavera. Una sola golondrina no
hace primavera. La primavera lo hacemos todos, como Santa Teresita, hablo
del jardín de las flores que suman, y queremos sumar en compromisos.

Que nuestro compromiso tenga la fragancia de Cristo en al amor por los
hermanos y por la naturaleza. Trabajando por la cultura del buen trato, la
fraternidad, el cuidado y protección por la creación. En la semana social de la
Pastoral Social Nacional se habló sobre el agua, los desafíos ambientales y
sociales con respecto al Derecho al agua en Paraguay.

Muchas regiones en Paraguay hay sed de agua limpia y potable. Podemos todos sumarnos a
maratones de solidaridad con la PS para construir aljibes y proveer del agua
a comunidades carenciadas del agua que vale más que el oro y el petróleo.
Hay grandes regiones en el Chaco paraguayo que carecen de agua o si
tienen algo de líquido no son aguas potables. Los jóvenes saben
organizarse, para sumarnos todos a esta iniciativa de cooperación nacional.
También cuidando del agua en nuestro propios ambientes, casas y
comunidades, no la desperdiciemos, sabiendo de que en otros lugares no
tienen esa bonanza.

Muchas felicidades, querido jóvenes, también por ser proveedores del agua
limpia del Evangelio para dar de beber de esa agua que salta para la vida
eterna que es Jesus. Gracias por pastorear a aquellos jóvenes hambrientos y
sediento de Dios. Juntos podemos. Feliz primavera.

21 de septiembre 2024
Adalberto Card. Martinez Flores
Arzobispo de Asunción