Apreciado Pa’i.

Damos gracias a Dios por tu ministerio sacerdotal, y pedimos al Señor que siga bendiciendo y fortaleciendo tu vocación de servicio.

Eres hombre de Dios y del pueblo, de oración profunda y acción comprometida. Pastor que camina delante para guiar el rebaño, al costado para sostenerlo, y detrás para animar a los más débiles y vulnerables. En el silencio del confesionario, escuchas, absuelves y orientas; y en la vida cotidiana, trabajas incansablemente por la evangelización y el desarrollo humano en su integralidad.

Celebras y custodias los misterios de Dios, tu vida está llamada a transparentar la santidad del servicio. Como decía San Pablo: “Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20).

Recordamos al Siervo de Dios Julio César Duarte Ortellado, sacerdote paraguayo de corazón místico y alma servicial, que nos ha dejado este legado: “De nada me servirá predicar bien si no soy santo. El sacerdote debe ser otro Cristo”. En su breve vida, abrió caminos de fe, fraternidad y justicia social, siempre inspirado por el Señor, Camino, Verdad y Vida.

Siguiendo el ejemplo del Santo Cura de Ars, patrono de los pa’i kuera, pedimos hoy al Buen Pastor que fortalezca y santifique tu ministerio y de todos los sacerdotes. Que sean pastores según su corazón, cercanos al rebaño, firmes en la fe y generosos en el amor.

¡Vy’apavê mayma pa’ikuérape! Roñembo’e hesekuéra. Tupãsy de la Asunción – ejaho’i chupekuéra nde manto reheve!

 

Asunción, 4 de agosto, Año Jubilar 2025

 

Adalberto Card. Martínez Flores

Arzobispo Metropolitano de Asunción