Evangelio de hoy
SÁBADO DE LA SEMANA 15ª DEL TIEMPO ORDINARIO
Evangelio según San Mateo 12, 14–21
“Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones”
Los fariseos se confabularon para buscar la forma de acabar con Jesús. Al enterarse de esto, Jesús se alejó de allí. Grandes multitudes lo siguieron, y los sanó a todos. Pero él les ordenó severamente que no lo dieran a conocer, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías: “Este es mi servidor, a quien elegí, mi muy querido, en quien tengo puesta mi predilección. Derramaré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones. No discutirá ni gritará, y nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña doblada y no apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia; y las naciones pondrán la esperanza en su Nombre”. Palabra del Señor.
Meditación
Grandes multitudes en busca de justicia divina. Cada tanto la profecía es más que actual y comprensible: apunta a Jesús como siervo elegido, lleno del Espíritu, anunciando la justicia a las naciones (Isaías 42, 1-4) y en quien éstas pondrán su esperanza. Él es quien comparte nuestros agobios y cargas durante nuestra peregrinación terrrena. No obstante, su misma vida fue motivo de conspiración y muerte en la cruz.
Decía el Papa Benedicto XVI: “Por esto es necesario abandonar el camino de la arrogancia, de la violencia utilizada para ganar posiciones de poder cada vez mayor, para asegurarse el éxito a toda costa. También por respeto al medio ambiente es necesario renunciar al estilo agresivo que ha dominado en los últimos siglos y adoptar una razonable «mansedumbre». Pero sobre todo en las relaciones humanas, interpersonales, sociales, la norma del respeto y de la no violencia; es decir, la fuerza de la verdad contra todo abuso es la que puede asegurar un futuro digno del hombre” (Ángelus, julio de 2011).
Que la Virgen nos ayude a aprender de Jesus la humildad verdadera y la Esperanza cristiana.
¡Porque es eterna su misericordia!
Den gracias al Señor porque es bueno: R/.
En nuestra humillación, se acordó de nosotros: R
Y nos libró de nuestros opresores: R/.
Él hirió a Egipto en sus primogénitos: R/.
Y sacó a Israel de aquel país: R/.
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