Evangelio de hoy
Lunes de la 7° Semana de Pascua
Evangelio según San Juan 16, 29-33
“Tened valor: yo he vencido al mundo”
A la hora de pasar de este mundo al Padre, los discípulos le dijeron a Jesús: “Por fin hablas claro y sin parábolas. Ahora conocemos que tú lo sabes todo y no hace falta hacerte preguntas. Por eso creemos que tú has salido de Dios”. Jesús les respondió: “¿Ahora creen? Se acerca la hora, y ya ha llegado, en que ustedes se dispersarán cada uno por su lado, y me dejarán solo. Pero no, no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: Yo he vencido al mundo”. Palabra del Señor.
Meditación
La fe siempre es inseparable del escándalo de la cruz. De ahí que cuando les predice sobre la cruz viene el abandono de muchos. Parece que no están preparados todavía a afrontar y vivir la cruz, como la presenta Jesús. La cobardía de muchos cristianos en las luchas de la vida es hoy un defecto triste y frecuente. Cuántos cristianos cobardes, huyendo del sacrificio y defender lo que es de Dios. Qué difícil amar siempre y a todos, especialmente a los enemigos, como nos manda Jesús. A veces no estamos preparados todavía para las burlas y desprecios de los mundanos, y en ocasiones, dejamos de hacer el bien por temor al qué dirán. La persona llena del Espíritu Santo lleva en sí esa fortaleza y valor de una fe viva que anda con las lámparas encendidas. “En Dios he esperado y no temeré nada de lo que pueda hacerme el hombre”, pues le tengo al Paráclito (defensor, abogado) conmigo.
La seguridad me viene del Señor, que me ama siempre e incondicionalmente, y no precisamente de los bienes materiales, ni de las promesas humanas que son pasajeras. Lo único seguro y firme es el Señor y lo que nos comunica (su palabra). Lo más seguro entonces será ser fiel al Señor, vivir bien la vida cristiana en santidad, dejándonos amar por Dios quien nos comunica su gracia para responder a cabalidad a su voluntad. San Pablo decía: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filp 4,13). Sabemos que “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Rom 8,31), pues cuando “El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar” (Sal 22). Cuando estoy caminando por caminos oscuros, en aparente soledad, no tendré temor alguno porque yo sé Señor que tu vara y tu cayado me acompañan, me infunden confianza.
Perdón Señor porque muchas veces tenemos miedo a vivir radicalmente nuestra fe en nuestros días, ya que nuestra sociedad cada vez más neopagana, ridiculiza todo lo que se refiere a la Iglesia Católica o a la fe. Ayúdanos a vivir siempre con la cruz a cuestas, como creyentes, seguidores de Cristo, llenos del Espíritu Santo, y no como paganos, consintiendo una vida corrompida y lejana del amor. Gracias por tu Espíritu que nos da la valentía para llevarte siempre y a todas partes compartiendo amor con todo el mundo. Amén
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