Sábado de la 20ª Semana del Tiempo Durante el Año

San Bernardo, Abad Y Doctor De La Iglesia

“El que se humilla será elevado” 

Evangelio según San Mateo 23, 1-12

Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas, difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar “mi maestro” por la gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar “maestro”, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen “padre”, porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco “doctores”, porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado. Palabra del Señor.

Meditación

     Muchos son los llamados y pocos los elegidos. Una serie de proverbios o ñe´enga nos toca compartir estos días, a más de conocer la vida de algunos santos y admirar a la Virgen María. Comenzando por la angustia de Jesús hasta que se “prenda fuego en la tierra”; una angustia por la realización de todo lo bueno, noble y admirable que podríamos haber hecho y no lo hicimos.

     “La gloria habitará en nuestra tierra” dice el Salmo y no es difícil imaginar a la Virgen María en el día a día de la vida de la gente de aquellos tiempos. Pero no es tan fácil meditar o contemplarla en la vida de los creyentes. Si la gloria de Dios consiste en la vida de los fieles, como decía san Ireneo de Lyón (ss. II-III), en la práctica estamos privados de ellas. De la gloria y de la verdadera vida.

     En realidad casi todos profesamos la fe católica, muchos nos consideramos llamados, pero pocos elegidos. Jesús nos indica el camino para lograr la realización de nuestros deseos, como pedimos en la Misa de estos días: “el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado”. Perseveremos pues en el cuidado y ayuda a quienes más necesitan, para dar esperanza y hacer crecer la caridad en el Pueblo de Dios.   

 

¡La gloria del Señor habitará nuestra tierra!

Voy a escuchar lo que dice el Señor:

Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.

La salvación está cerca de los que le temen,

y la gloria habitará en nuestra tierra.