Evangelio de hoy

LUNES DE LA SEMANA 9° DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO

Evangelio según San Marcos 12, 1-12

“¿Qué hará el dueño de la viña? “

Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y les dijo: “Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía. Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías. De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes. Envió a un tercero, y a este lo mataron, y también golpearon o mataron a muchos otros. Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: ‘Respetarán a mi hijo’. Pero los viñadores se dijeron: ‘Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra’. Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros. ¿No han leído este pasaje de la Escritura: ‘La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos’?”. Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron. Palabra del Señor.

Meditación

Ayer hemos visto que Dios es compasivo y misericordioso, es siempre fiel a las promesas que haya hecho con su pueblo, al que lo ama incondicionalmente. El Padre Dios no quiere castigar al hombre que abusó de su libertad y cayó en el pecado. Por ello, envía a uno de sus profetas, luego a toro y así sucesivamente, para que hablando en su Nombre, puedan predicar la necesidad de arrepentimiento y de verdadera conversión. Dicha conversión implica un reconocimiento del mal que se ha cometido y se necesita un cambio radical de posición frente a ese mal, al que ya no sólo se rechaza, sino que se trata de alejarlo de sí mismo con todas las fuerzas.

Pero qué nos enseña esta parábola, que los hombres, lejos de recibir a los enviados de Dios y de secundar sus llamados a la rehabilitación, al cambio de actitud, los desprecian, los olvidan, los persiguen, hasta dándoles muerte. No siendo poco eso, vino su propio Hijo, quien no sólo habló en nombre del Padre, siendo su principal Profeta, sino que Él mismo realizó la liberación del pueblo, siendo el Redentor, el que viene a pagar las deudas de los pecados del pueblo, siendo su verdadero Salvador. Sin embargo, ¿cómo fue la respuesta del hombre al Redentor de la humanidad? También fue la persecución, rechazo y muerte.

El Padre envió a su Hijo Jesús, quien nos enseñó en su Evangelio el mensaje que nos santificará, nos envió a su Espíritu divino, para que pueda fecundar en nosotros la vida de la Gracia, y nos ayude en todo protegiéndonos con la iluminación de nuestra conciencia para entender en cada situación la Voluntad de Dios. Alabamos y bendecimos a Dios por la Presencia permanente de su Hijo en el Santísimo Sacramento, en la Eucaristía. Él pasa a ser nuestro verdadero Consejero, Amigo, Hermano mayor y Quien nos acompaña en nuestro discipulado. Te alabamos Señor porque no somos perseguidores de tus misioneros de esta hora.

Perdón Señor por las veces en que te hemos rechazado, rechazando a tus enviados para predicarnos tu Palabra. Ayúdanos a comprender que nos envías a tu propio Hijo en nuestro tiempo haciéndose carne en la Eucaristía y entrando en nuestra vida a morar desde el Bautismo. Gracias por amarnos tanto y tener paciencia obrando con fidelidad, misericordia y compasión con todos tus hijos a quienes nos envías siempre misioneros de tu amor. Amén.