Evangelio de hoy

Miércoles de la 26ª Semana del Tiempo Durante el Año

Evangelio según San Lucas 9, 57-62

“¡Te seguiré adonde vayas!”

Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: “¡Te seguiré adonde vayas!”. Jesús le respondió: “Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”. Y dijo a otro: “Sígueme”. El respondió: “Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre”. Pero Jesús le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”. Otro le dijo: “Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos”. Jesús le respondió: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”. Palabra del Señor.

Meditación

Herencia. En ésta época de consumismo somos contagiados y se nos olvida que “la herencia es el conjunto de bienes, derechos y obligaciones”. Creemos que el legado sólo es el dinero y no las obligaciones en relación a la riqueza. Los católicos tenemos el “derecho de disponer libremente de los bienes por testamento (canon 1299), la obligación de ejecutar fiel mente las voluntades del difunto (código canónico 1299), y la obligación de respetar las disposiciones cuando los bienes han sido dejados para causas pías (código 1300).

    El Papa San Juan XXIII, pensando en su promesa de seguir a Jesús (ver Lc 9,57), nos ha legado un hermoso testimonio: “Estoy en los 66 años de mi vida que es un don del padre celestial. Las 2/3 partes de mi contemporáneos han pasado ya la otra vida. Así que yo también me tengo que preparar para el gran momento. La muerte no me produce inquietud. Mi salud es excelente y todavía robusta, pero no me tengo que fiar”.

    En abril (28) celebraremos 64 años del Nacimiento al Cielo de Chiquitunga. Nos hace pensar cómo transcurre la vida de ciertas personas, y en la memoria histórica que necesitan los jóvenes. Después de la Pandemia, somos más conscientes de la herencia, pero sigamos aprendiendo.

Llegue hasta ti mi súplica, Señor!

Todo el día te estoy invocando, Señor,

tendiendo las manos hacia Ti.

¿Harás tus maravillas por los muertos?

¿se alzarán las sombras para darte gracias?