El Arzobispo Metropolitano, Mons. Edmundo Valenzuela, el Arzobispo Emérito, Mons. Pastor Cuquejo, el Clero Arquidiocesano y todos los fieles del Arzobispado de Asunción participan con profundo pesar del fallecimiento del Padre Antonio Rojas, sacerdote jesuita, de 101 años, quien brindó un gran servicio de evangelización a la Iglesia.
 
Acudió al llamado del Señor hoy, jueves 29 de agosto.
 
Con la fe y la esperanza en la resurrección, rogamos elevar una oración por el eterno descanso de su alma y deseamos cristiana resignación a su familia y comunidad.
 
Sus restos serán velados desde mañana a primera hora en la capilla de los Santos Mártires de Cristo Rey. A las 14:00 se realizará la misa de cuerpo presente, y luego habrá el cortejo fúnebre hasta el cementerio de Santos Mártires (Limpio)
 
Agradecidos en Dios.

Semblanza

PA’I ROJAS, 101 AÑOS DE VIDA, ALEGRÍA Y EVANGELIZACIÓN

Es el menor de 8 hermanos; sus padres fueron Don Zenón Rojas y Doña Tomasa Arévalo. El Padre Antonio Rojas, SJ, fue testigo ocular del retorno de los Jesuitas al Paraguay en el año 1927. Él con apenas 7 años, fue a recibir a los religiosos, junto a otros compañeros del Colegio José de Antequera y Castro.

Entró a la Compañía de Jesús con 16 años de edad, el 24 de enero de 1935. Estudió Humanidades en Córdoba; Filosofía y Teología en el Colegio Máximo de San Miguel (Argentina) y el Magisterio en el seminario de Montevideo (Uruguay). Fue ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1948 en San Miguel (Argentina) y un día después celebró su primera misa en la capilla el Salvador de Buenos Aires con la presencia de la reliquia de San Roque.

Concluida su formación volvió al Paraguay en el año 1952 y fue director del Colegio Cristo Rey; en esa época funcionaba solo la primaria, pero ese mismo año se fundó la secundaria. Los alumnos lo llamaban “Pa’i 90” porque a toda velocidad impartía las lecciones.

Párroco en Cristo Rey, San Ignacio, Encarnación, Ayolas e Itacurubí de la Cordillera. Fue el principal promotor de la causa de Canonización de San Roque González. Fundó la Hermandad de San Roque, durante años organizó la peregrinación a Ca’aro e hizo muchos escritos para despertar la devoción hacia el primer Santo paraguayo.

Declarado hijo dilecto de la ciudad de Asunción por la Municipalidad de Asunción por la labor desarrollada para la canonización de San Roque González.

Estrechó la mano a San Juan XXIII, San Juan Pablo II, San Alberto Hurtado y el Papa Francisco. También le dio la unción de los enfermos a la promovida beata Chiquitunga.

Este gran jesuita tuvo una memoria increíble y contagiante buen humor con sus ocurrentes chistes hasta sus últimos días.

-Fuente: Jesuitas del Paraguay.