Evangelio de hoy

Viernes de la 4° Semana de Pascua

Bienaventurada Virgen María de Fátima

Evangelio según San Juan 14, 1-6

“Yo soy el camino, la verdad y la vida”

A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, ¿les habría dicho a ustedes que voy a prepararles un lugar? Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy”. Tomás le dijo: “Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?”. Jesús le respondió: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí”. Palabra del Señor

Meditación

Seguimos en el contexto de la Última Cena, donde se dan el lavado de los pies, la traición de Judas y la negación de Pedro. El ánimo de los discípulos está turbado, acalorado; por eso, Jesús sale al paso diciéndoles que tengan ánimo, estén tranquilos, pues en la casa de su Padre hay muchas moradas (estancias, hogares, donde estar). Acá se habla de la finalidad última de Jesús, que también es la nuestra: el Padre (es nuestro destino final). Las primeras palabras en el Evangelio según San Juan son “¿Qué buscan?” (Jn 1,38). Les dice “vengan y verán”, pero se entenderá recién en el capítulo 14 cuando les dice que en la casa de su Padre, hay mucho lugar, es decir, todos pueden llegar a estar ahí.

Jesús nos dejó la confianza, el optimismo, la alegría; nunca el desánimo, ni la tristeza, la desconfianza ni el pesimismo. Tanto nos ama que nos precede para prepararnos un lugar junto al Padre. Él es el Dios que cumple con su promesa más allá del tiempo y del espacio; ella se cumple en el cielo. Existen adversidades, sufrimientos y dolores pasajeros. Que nunca perdamos la esperanza de llegar a la patria celestial. No somos ciudadanos de la tierra, sino del cielo, es nuestro destino final, estar en la presencia del Padre para alabarlo y glorificarlo por toda la eternidad. Hasta el cielo no paramos. Ánimo.

Jesús es el Camino porque desde el Bautismo nos sumergimos en Él gozando de su gracia, herencia maravillosa de su divinidad y así, capacitarnos para perseverar en el amor. Jesús es la única Verdad, en este mundo lleno de mentiras y falsedades. Viviendo la vida cristiana a plenitud, somos libres porque la verdad nos hará libres. Jesús es la Vida, quien nos colma y plenifica con su amor. La vida de Jesucristo nos da tanta felicidad impulsándonos a querer compartirla con los demás. Virgen de Fátima, ruega por nosotros, por la paz y amor entre hermanos.

Perdón Señor porque muchas veces nos vamos por mal camino, porque el camino que hemos escogido no es el del amor. Ayúdanos a perseverar en Ti, único camino que nos lleva al Padre, fuente del amor encarnado para construir nuestra casa en el cielo. Gracias por amarnos tanto para prepararnos “un lugar”, nuestra casa en el cielo, y acompañarnos siempre en nuestra vida donándote para ser el camino de nuestra felicidad. Amén.