PALABRAS DE INTERVENCIÓN DEL ARZOBISPO METROPOLITANO

Monseñor Edmundo Valenzuela (Asunción- Paraguay)

Ref.: IL 6. 8. 10. 11. 14.17. 115-116-117

Quiero referirme a la problemática del Gran Chaco y el Acuífero Guaraní. Hay mucha semejanza con la Amazonía, tanto en la amenaza sobre la biosfera y los biomas del Chaco por su producción de aire, como sobre la reserva subterránea de agua dulce del Acuífero Guaraní. El Gran Chaco está sufriendo el incendio y la peor deforestación. Miles de hectáreas diariamente están siendo quemadas o arrasadas, a pesar de la ley de deforestación cero. La avidez de la codicia humana de empresas nacionales y multinacionales, que benefician a unos pocos, es enorme, desgastan la tierra rica en fosfato por la extensión de la ganadería y la agricultura, sin el mínimo cuidado del suelo, produciendo un gran daño al ecosistema y a la rica biodiversidad chaqueña. El acuífero guaraní es un reservorio natural de agua dulce que se extiende por debajo de la superficie de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. El riesgo de su contaminación con productos químicos y radioactivos es altamente contaminante debido a las perforaciones para explotar hidrocarburos. Este Sínodo quiere defender los recursos naturales y el derecho al agua de todas esas poblaciones.

Recojo el aporte del Equipo Nacional de Pastoral Indígena de la Conferencia Episcopal Paraguaya y las conclusiones habidas con los Obispos del Gran Chaco en cuanto a la evangelización.

El trabajo de inculturación que realizaron en Paraguay las “Misiones Jesuíticas”, precedidas por las Misiones Franciscanas ha fundado la religiosidad popular y la fe cristiana del Paraguay y sus alrededores. Han promovido comunidades humanas cristianas de desarrollo cultural y sociopolítico-económico, conociendo su tradición religiosa y sus valores o antivalores sociales.

Ellos tuvieron un plan misionero: humanización y evangelización en una unidad de intervención pastoral. Han inculturado el evangelio, en la cercanía a los indígenas, con el amor de Jesucristo, aceptando la cultura y tradiciones tupí-guaraní, con sus valores religiosos, con sus “tava” o aldeas, abriéndoles a nuevos horizontes de vida. Han encontrado que los guaraníes tenían enorme sabiduría del conocimiento de la selva y de la medicina indígena para el cuidado de la salud, con el “ilex paraguaiensis”, y el uso de una cantidad de hierbas medicinales, hasta hoy en conocimiento de la población.

Urge encontrar nuevos caminos para la evangelización. Propongo fortalecer el catecumenado en la iniciación a la vida cristiana, en su diálogo intercultural y en el esfuerzo de inculturación del evangelio. Los adultos indígenas por el testimonio de amor de sus misioneros piden el bautismo, realizan el proceso de catecumenado en la iniciación a la vida cristiana para ser admitidos al bautismo. A los ya bautizados, pero no suficientemente evangelizados se les propone un catecumenado post bautismal mistagógico, fortaleciendo en ellos el don de la fe cristiana, a perseverar en la caridad para trabajar juntos por el desarrollo de sus comunidades indígenas en un contexto de apertura a la interculturalidad, al nuevo desarrollo social de la globalización sin ser excluidos de las conquistas técnico-científico-sociales, y en la afirmación de los valores perennes de sus tradiciones culturales.

La cuestión es formar comunidades indígenas en ser discípulos misioneros, en el encuentro con Jesucristo, con la Palabra de Dios, en el aprendizaje de los signos y ritos litúrgicos, según el RICA (Ritual de iniciación cristiana de adultos). Una comunidad cristiana indígena evangelizada parte del rito de iniciación indígena para aplicarla sabiamente en la iniciación a la vida cristiana. Una tarea de inculturación exigente y necesaria.